jueves, 21 de agosto de 2014

Levanta tu autoestima



Uno de los aspectos más importantes dentro de la salud mental de las personas es la autoestima. El "valorarte a ti mismo" es factor de protección frente a muchos problemas psicológicos y situaciones adversas. No deja de llamar la atención ver que entre los síntomas de la mayor parte de los trastornos se encuentra la baja autoestima. Y, de hecho, personas con autoestima baja son más vulnerables y propensas a exponerse a situaciones de maltrato y a aguantar lo inaguantable (lo que a su vez retroalimenta su sentimiento de poca valía). 

Por eso, pienso que a la hora de trabajar con una determinada persona nunca hemos de perder de vista su nivel de autoestima y hemos de hacer lo que esté en nuestra mano para intentar que la persona se empiece a dar cuenta de lo que vale. 

A lo largo de la vida, todos, quien más, quien menos, hemos pasado por rachas de bajón anímico y de sentir que no valemos nada. En esos momentos, quizá personas de nuestro alrededor nos hayan venido con el consejo: "Es que te tienes que querer más", y nos hayamos quedado un poco igual, porque no entendemos que es eso de querernos, ni mucho menos cómo podemos lograrlo. 

En esta entrada daré algunas recomendaciones para conseguirlo:


Rodéate de personas que te quieran y valoren.



Esas personas críticas que saben verte hasta el más mínimo fallo, son justo quienes menos te convienen si quieres mantener una autoestima sana. Te garantizo que la sola estancia con ellos durante una semana ya te dejará bastante "tocado" a nivel de autoestima. Algunas personas con autoestima baja, caen en el error de pensar que estas personas tan críticas son así porque ven la realidad tal y como es, y que si llegan a merecerse el cariño y valoración del crítico, significará que ellas valen de verdad. Pero ese momento es probable que no llegue nunca. Y no porque no valgas nada, sino porque el crítico tiene su foco de atención puesto en tus defectos. A las cualidades, si las ve (que a veces ni eso), no suele darles la más mínima importancia. Suelen ser personas también con un nivel de autoestima muy bajo, al que tratan de sobrevivir juzgando a los demás peor que a ellos mismos. Así pues, trata de evitar el contacto con este tipo de personas. 

Evita también contacto con aquellas que no se comporten contigo con respeto. No sólo las palabras nos pueden hacer daño. Cuando alguien se comporta mal con nosotros, o no nos respeta con sus actos, eso también mina nuestra autoestima, porque a la larga nos hace creer que nos merecemos que nos traten así, y también acabamos normalizando faltas de respeto que no son normales, acostumbrándonos a la ausencia de consideración por parte de los demás. 


Conócete


Es difícil querer a alguien que no conoces. Y lo mismo pasa con nosotros mismos. Necesitamos saber cómo somos, qué cosas nos gustan hacer y cuáles no, cuáles son nuestras fortalezas como personas. 

Para conocerte hay muchos medios. Puedes recurrir a tests de autoconocimiento, esos típicos que te preguntan cuál es tu color favorito, qué es lo que te gusta hacer etc. Evita los tests de diagnóstico de problemas mentales, porque además de que no son válidos y menos los de internet, si tienes la autoestima baja y estás en un momento de bajón probablemente saldrás con diagnóstico de todo. Ponerte una etiqueta tal a un diagnóstico es justo la antítesis a conocerte. Además, un diagnóstico sólo lo puede hacer un profesional tras muchas sesiones. Y, de hecho, ni aunque lo tuvieras tendrías que recurrir a él para definirte, porque no somos "depresión", ni somos "ansiedad", igual que nunca diríamos que somos un "cáncer de pulmón". Todo eso son estados, no rasgos. 

Conócete a través de la experimentación. ¿Sabes qué te gusta hacer y qué no? Pruébalo todo y ve construyendo una lista con ello. 

También te puede servir leer y ver películas. ¿Con qué tipo de personajes te sueles identificar? Es posible que sea así porque compartís ciertos rasgos. 

Pregúntate por tu filosofía de vida, por tus creencias, tú código moral (no el que te han metido las religiones, sino el tuyo propio). 

Es increíble la de cantidad de terreno que tienes por explorar dentro de ti. Y probablemente ni al final de tus días llegues a haberte conocido del todo, porque además no somos personas estáticas, sino que cambiamos constantemente. 

Compra si quieres una libreta y destínala a tu autoconocimiento. Como si fueses un científico que se investiga a sí mismo. 


No te compares con nadie



Es curioso. Las personas con baja autoestima tienden a compararse constantemente con otros, para saber si valen o no. Y lo más gracioso de esto, es que debido a su perspectiva tienden a ver con buenísimos ojos a los demás y con pésimos ojos a sí mismos. Esto obviamente resulta en él: "Todos son mejores que yo", y su autoestima acaba por los suelos. 

Realmente, no eres objetivo comparándote, así que si tienes una autoestima baja no lo hagas. Porque sin que me digas con quien, ya sé que vas a salir mal parado. 

Y además, ten en cuenta una cosa. Comparar es algo que no tiene sentido entre personas. Porque somos demasiado complejos para compararnos. Tenemos características distintas, nos parecemos a veces en unas cosas pero en otras no. Incluso dentro de un mismo rasgo hay matices de diferencia. Comparar sólo tiene sentido cuando se hace entre dos elementos muy similares con alguna diferencia. Y esto no ocurre entre personas, todos somos únicos. 

Además, hay demasiados aspectos a valorar. A lo mejor una persona suele ser poco trabajadora, pero luego es maravillosa, porque siempre ayuda a los demás cuando lo necesitan. Entonces, ¿por qué va a ser menos que el trabajador? Las dos cosas son puntos fuertes. 


Cuídate


Muchas personas que creen que no valen, no se cuidan, porque no sienten tampoco que merezca la pena. El no cuidarse, a su vez, hace que no se estén respetando a sí mismos y que, por tanto, esto repercuta en su baja autoestima. Es como un ciclo sin fin. 

¿Cómo romper este bucle? Pues empieza ya a cuidarte como si realmente te quisieras. Cuida tu higiene, tu alimentación, tu salud en general. Al principio tendrás que forzarte un poco a hacerlo, pero luego se te irá haciendo más fácil. Y si te cuidas como si te quisieras, eso hará que tu autoestima también suba. Además de que mejorará tu estado de ánimo. 

Trátate como tratarías a tu mejor amigo en tu situación. Si tu amigo tuviera un problema de salud, ¿le dirías que esperara meses para ir al médico? ¿Le permitirías que llegara al punto de no cuidar ni de su propia higiene? Pues eso mismo, aplícatelo a ti. 


No te tortures por tus antiguos errores


Hay personas que tienen un bajo nivel de autoestima porque se machacan a muerte cuando cometen algún error. Todos cometemos fallos, sin excepción. Lo que podemos hacer es tratar de actuar mejor la próxima vez y pedir disculpas si hemos podido herir a alguien, pero ya está. Nuestra tortura mental no va a cambiar el pasado y nos hundirá. Y, de hecho, por hundirnos, será más difícil que rectifiquemos. Así que destierra la idea de machacarte por tus errores. No te lo permitas, porque ni tan siquiera es útil. 


No generalices

Que hayas hecho algo mal no significa que seas una basura. Que no des con una solución para un problema de matemáticas no quiere decir ya que las matemáticas no sean lo tuyo y debas abandonarlas. Sé concreto a la hora de evaluarte. Comportarse de forma egoísta en un determinado momento no significa que seas egoísta, por ejemplo. 

Al generalizar dejas de ser realista y juzgas tu forma general de ser por un hecho muy concreto que no tiene por qué definirte. 

Cada vez que te venga a la cabeza el "no sirvo para nada", no le des valor a esa afirmación, porque es mentira. Nadie en este planeta no sirve para nada. Eso es imposible. Es más, si alguien le dice a otra persona eso, es porque definitivamente no la conoce, porque si la conociera bien sabría sus puntos fuertes. 

Hay que cuidar lo que nos decimos a nosotros mismos, porque repercute en nuestras emociones. Si sabemos tratar con tacto a los demás, ¿por qué no tenemos esa misma delicadeza con nosotros?

No reacciones a tu pensamiento negativo sin más. Analízalo y comprueba si puedes haber generalizado. Comprueba si hay otros hechos que lo puedan desmentir. Y piensa en si es útil tener ese pensamiento. No permitas que te hundan pensamientos sin la suficiente validez. Porque todo lo que te digas a ti mismo sin validez es maltrato gratuito y no te sirve para levantarte ni para ser mejor persona. 


Ponte metas de cambio



Vale, has descubierto que tiendes a comportarte de una cierta manera que no te gusta. Pues no pasa nada, estás a tiempo de cambiarlo. Ponte metas concretas de cambio. Sé realista a la hora de ponértelas y permítete un cierto rango de recaídas si es un hábito muy arraigado en ti. A veces, para conseguir las metas ayuda el decírselas a alguien. Esa persona nos puede animar a lograrlas. 

También es aconsejable no ponerse muchas metas de golpe, porque será menos probable que las logremos. Cuando luchamos por muchos frentes, al final nos acabamos cansando. 

Y prémiate cuando lo hagas bien. Estamos muy acostumbrados a castigarnos y muy poco en premiarnos, pero está demostrado, incluso a nivel educativo, que es mejor el premio que el castigo. Si estás haciendo algo bien, permítete hacer algo que te guste. Eso te motivará a seguir luchando por tus metas.


Felicítate por los éxitos conseguidos



Hay quien dirá que no tiene ninguno si se examina desde el baremo típico de esta sociedad: tener estudios, trabajo, dinero... Pero no, ¿qué hay de lo personal? ¿Ayudaste a alguien alguna vez? Anótalo en tu lista de éxitos. ¿Te dijeron que hiciste algo bien o te agradecieron por algo? No le quites valor, toma nota de ello. Y en los momentos de bajón, lee tu lista de éxitos. 

¿Quién sabe? Igual leyendo lo que se te ha ido dando bien, te vengan ideas de actividades similares que puedas hacer. Saber tus puntos fuertes es conocerte, es animarte y proyectarte hacia el futuro. 


Recordatorios



Si la autoestima la sueles tener baja, es posible que te beneficie y te pueda dar fuerza el colgar por tu habitación mensajes para animarte. Pon tus cualidades por tu habitación. Ej. "Eres buena persona, eres inteligente, ¡vales mucho!" Si tu cerebro se ha acostumbrado a pensar en negativo, ayudas externas como éstas no le van a venir mal. De hecho, puedes sacarlo de muchos bucles autodestructivos recurriendo a estos mensajes. 


Cuida lo que te dices cuando estás de bajón



Piensa que lo que tú te digas a ti mismo, siempre te va a repercutir, para bien o para mal. Así que cuida lo que te dices, sobre todo en momentos de bajón, que es donde uno suele tender mucho a la generalización que hemos comentado antes. 

Cuando uno se siente mal, no es momento de autoevaluarte, porque es posible que tengas puestas las "gafas negras", y todo lo que veas te parezca horrible. Así que considéralo momento para distraerte, descansar, relajarte... Pero no para empezar a emitir juicios contra ti. Si estás cansado, tampoco es momento para autoevaluarte, porque es posible que no tengas las energías para analizar lo que piensas, y todo lo que te venga a la cabeza te lo creas sin más. 

En definitiva, cuida lo que te dices. Y si no te encuentras bien, pon en duda el pensamiento automático que te venga contra ti. No estás en el mejor momento para evaluarte. Sino para cuidarte con mayor énfasis. 

La autoestima es nuestra base. Es lo que nos da una cierta estabilidad. Quien tiende a una baja autoestima vive demasiado expuesto a todo y a todos. Puede vivir con constantes altibajos en función de si le tratan bien o mal. Puede aguantar y ver normal que le maltraten. O, en el mejor de los casos, pasarse toda la vida viviendo a medio gas, con miedos que le impidan desarrollar todo su potencial. Si realmente no consigues levantar tu autoestima, pide ayuda a un profesional. 

jueves, 14 de agosto de 2014

Técnicas de estudio para universitarios




En esta entrada abordaré ciertas estrategias para superar con éxito las asignaturas de la universidad, Me voy a centrar específicamente en este nivel formativo porque personalmente considero que el sistema de estudio del instituto y el colegio es diferente. También he de decir que, sobre todo, estas técnicas irán destinadas a asignaturas de mayor contenido teórico. No obstante, puedes extraer algunas ideas entre éstas para enfrentar otro tipo de asignaturas. 


Asiste todos los días a clase



Esto es esencial, porque en clase te van a exponer los contenidos más importantes de cada tema, y eso te va a facilitar en gran medida el aprendizaje. También te darán ejemplos de los conceptos y eso ayudará a tu memorización, además de plantearte ejercicios para llevar a la práctica los conocimientos adquiridos. Y, el que te hablen de los contenidos, te motivará a estudiar, porque ya no se tratará de ponerte a leer sin más sobre algo que no conoces. Sino aprender un tema sobre el que ya te han introducido. Además, en muchas ocasiones, los profesores recurren a material audiovisual en clase, como videos, que pueden hacer que recuerdes mejor los conocimientos. 


Toma apuntes

Toma notas en clase de todo aquello que pueda ayudarte a entender mejor los contenidos. Si escribiendo a mano eres lento, puedes recurrir a hacerlo a ordenador, siempre que esto no suponga distracción para ti. 


Imprime las diapositivas antes de ir a clase

Hay profesores que facilitan las diapositivas antes de impartir la clase. Es recomendable imprimir dichas diapositivas y llevarlas a clase, porque te facilitarán la toma de apuntes. Te ahorrarás el copiar información de la que ya dispones en las diapositivas y así sólo tomarás anotación de información que no tienes. Es recomendable, a la hora de imprimir, dejar un espacio libre para tomar notas. Pero si no has podido hacerlo, numera las diapositivas, y en una hoja en blanco ve poniendo el número de la diapositiva y los comentarios que ha hecho el profesor sobre ella. 


Toma de la biblioteca los libros de la bibliografía del tema que vas a ver antes de clase




Si no dispones de dinero para comprar los libros que recomiendan para cada tema, dependerás de la biblioteca, la cual dispondrá de un número limitado de ejemplares. Normalmente, la gente suele ser más reactiva que previsora, y van a por los libros una vez acabada la clase. Por lo que, si quieres garantizarte la disponibilidad de los mismos, es mejor que esto lo preveas y vayas a por los libros antes de clase. Para saber qué libros son los recomendados para cada tema, accede a la página de la universidad. En la ficha de la asignatura podrás consultarlo. 


Elabora diariamente los apuntes 

Una vez que ya has ido a clase y que dispones de los apuntes y los libros de referencia, has de hacer una síntesis de toda esta información, elaborando tu material de estudio. 

Como no todo se puede mirar a la vez, yo recomiendo abrir un documento nuevo en el ordenador e introducir en él todo lo que pone en las diapositivas junto con tus anotaciones. De esta forma, ordenarás la información. Una vez dispongas de este documento, ya sólo te falta completarlo con información de los libros de referencia. Normalmente, en los exámenes nunca te van a preguntar por conocimientos que tan siquiera han sido nombrados en clase y no están en las diapositivas. Así que, a la hora de extraer información de los libros, basta con completar los conceptos ya nombrados en el documento inicial. 

Puede darse el caso de que no dispongas de las mencionadas diapositivas, porque el profesor no las use para desarrollar la clase. En ese caso, puedes consultar en la web de la universidad, dentro de la ficha de la asignatura, cuáles son los objetivos de cada tema y los apartados y, a partir de ahí, tener una guía para elaborar tus apuntes.


Estudia diariamente 



Cada día es recomendable que estudies el material visto en clase. Eso tendrá varias utilidades:

-Favorecerá la memorización. Te permitirá estudiar tranquilo, porque el examen aún te pilla lejos y eso hará que la memoria te funcione mejor si eres una persona nerviosa. 
-Te permitirá ver si tienes dudas para preguntarlas al profesor en la siguiente clase o por email. 
-Disminuirá tu nivel de estrés porque aumentará tu sensación de control. No es lo mismo ir viendo que se acerca la convocatoria de examen y no has tocado ni un tema, que ver que ya  tenemos una base de preparación para el estudio final. 
-Estudiar diariamente puede salvarte de imprevistos. A lo mejor cuando quede poco para el examen pasa cualquier cosa que te impide estudiar esos días o te pilla menos motivado o más cansado, o incluso puedes caer enfermo. Pero si has estudiado previamente, nada será tan grave. No estarás tan sujeto a lo que ocurra porque ya te habrás ido preparando antes.

Si en casa no te puedes concentrar porque hay demasiadas distracciones y no te sientes con la presión del examen encima, lo que hace que no tengas ganas de ponerte, ve a una biblioteca. Allí podrás concentrarte mejor. Puedes quedar también con un amigo o amiga para ir, pero planificad los descansos de antemano para evitar hacerlo más de la cuenta. 


Repasa por asignaturas los fines de semana

Si elaboras el material de estudio y lo aprendes diariamente, probablemente no te dé tiempo a repasar contenidos anteriores. Pero puedes hacer este repaso los fines de semana. Cada fin de semana te puedes planificar para revisar todo lo referente a una determinada asignatura. Así, en tu memoria se irán afianzando los conocimientos adquiridos. 


Diciembre/enero y abril/mayo, meses determinantes

Estos meses suelen ser los utilizados normalmente para prepararse para los exámenes parciales y finales de la convocatoria de febrero/junio. Si has ido estudiando diariamente, no tienes nada que temer a estos dos meses. Sólo tendrás que consolidar los conocimientos adquiridos.

Antes de comenzar a estudiar, hay que hacer una planificación. No es lo mismo ponerte a estudiar una asignatura sabiendo que son 30 temas los que tienes por delante, que fijarte que en el día de hoy sólo tienes que ver 2. 2 temas se pueden afrontar psicológicamente sin estrés. 30 de golpe no. Planteándote 2 puedes sentirte motivado, porque lo ves como un objetivo posible. Con 30, casi que da pereza ponerse, porque ya sabes que seguro en un día no te va a dar tiempo a todo. Y aunque acabes estudiando 4 temas, pensarás en los 26 que te quedan. Lo que si te has planificado 2, en cuanto termines con esos ya tendrás un sentimiento de satisfacción por el trabajo realizado. También, al no agotarte en un día, tendrás ganas de ponerte a estudiar el siguiente. 

Realmente, aunque un día nos planifiquemos para estudiar poco, eso no significa que lo estemos haciendo peor que uno que se engulle 10 temas en un día. Porque la memoria retiene mejor si le metes poca cantidad todos los días, que mucha de golpe. 

La planificación siempre ha de tener en cuenta que antes de cada una de las convocatorias de las diferentes asignaturas, hemos de disponer de 4-5 días destinados al más puro repaso (sin adquisición de conocimientos nuevos). Y ha de tener también en cuenta la dificultad de los temas. Es mejor combinar el estudio de un tema complejo con otro fácil, que estudiar en un día dos temas complejos. 


Descansa lo suficiente

Estudiar es una tarea mental, por lo que necesitas estar lo suficientemente descansado para llevarla a cabo de una manera efectiva. Procura que la planificación de tu estudio no te robe horas de sueño, porque el dormir bien es importante para la concentración y la memoria. 


No tengas miedo a preguntar dudas



Lo que se estudia sin entender, tiene grandes posibilidades de ser olvidado, porque viene a ser un dato aislado, no está asociado con nada. Así que pregunta siempre cualquier duda que tengas, a tus compañeros o al profesor. 


Haz un esquema de los temas

Tener una idea gráfica de cuáles son los diferentes apartados de un tema, nos puede ayudar mucho a recordar. No hace falta que sea un esquema muy desarrollado, basta que figure el nombre de los títulos y subtítulos de los apartados dentro del tema. No nos llevará mucho tiempo y nos dará claves para recuperar información de nuestra memoria. 


Asocia contenidos, pon ejemplos

Si crees que no vas a poder acordarte después de un determinado concepto, asócialo a un ejemplo o a algún otro término del que sí te puedas acordar. Así es más fácil que luego puedas recordarlo.


Pinta tus apuntes, coloréalos



Parecerá una tarea absurda, pero no es así. Cuando resaltas lo importante de los apuntes con distintos colores, eso también facilita la memorización y el recuerdo. Además, de que le das más vida a tus apuntes  y motiva más cogerlos que si están en un serio blanco y negro. El conocimiento también entra por los ojos, y si eres una persona muy visual, colorear tus apuntes te va a ayudar mucho. Puedes usar los colores siguiendo un determinado criterio. Por ej, puedes subrayar los autores de un color, los años de otro, los conceptos importantes de uno distinto etc. 

Los días de repaso final

Estos días, cuando el examen ya está a la vuelta de la esquina, puede que veas como todo el mundo se "mata" a estudiar. Pero si tú has seguido las recomendaciones, y has ido estudiando diariamente, no tendrás por qué pasarte el día entero delante de los apuntes. Es probable que con 3-4 horas al día ya termines con lo que has planificado para repasar y te puedas permitir el hacer otras cosas o distraerte. Distraerse no es malo, y ayuda al descanso mental, que necesitarás para afrontar el examen con éxito. 

No te compares con los demás, porque probablemente te estresarás. Muchos no estudian diariamente y se esperan a los días finales para empezar a hacerlo, y por eso dicen que apenas duermen. No es que el examen requiera una tortura semejante. Es que lo que tú has hecho diariamente durante meses, a ellos les toca hacerlo en una semana. 


El "he estudiado, pero no me acuerdo de nada"

No te asustes si al principio estudias y luego te quedas con la sensación de no acordarte de nada. Forma parte de los estadios de la memoria. En principio, sólo te acuerdas de detalles sueltos. Luego, con cada repaso, se va completando, se van asociando los contenidos de la asignatura que antes parecían fragmentados y, al final, eres capaz de hablar sobre un tema entero sin tener ninguna referencia. Ningún proceso de estudio es inútil. Todos te acercan a tu objetivo final, que es aprender. 


No tengas miedo al examen

Algunas personas, pese a haberse preparado, van con mucho miedo al examen, porque temen que no les salga bien. Realmente, aquí hay que recordar lo de: "cuando uno hace lo que puede, no está obligado a hacer más". Tú te has preparado, has hecho todo lo que podías. Si no sale bien, no pasa nada. El tiempo que has pasado estudiando, no es tiempo perdido. Es preparación con la que ya cuentas para la próxima convocatoria. Lo que has aprendido no te lo va a quitar nadie. 


Si no has aprobado...

De no haber aprobado un examen, no dejes los apuntes apartados hasta que llegue la próxima convocatoria. Repásalos de vez en cuando para que así cuando se acerque el examen lo tengas más fresco en la memoria y puedas aprovechar el tiempo de estudio en ampliar tus conocimientos, y no en recordar los que ya tenías. 

Otro punto importante que puede haber fallado es que no hayas elaborado bien los apuntes. Otro motivo más para no abandonar el material hasta la siguiente convocatoria. Si hay que rehacer los resúmenes, es mejor hacerlo tranquilamente y con tiempo. 

También, simplemente, puedas haber tenido un mal día. Días como estos los tiene cualquiera. Si perseveras, seguro que a la próxima te sale mejor.





martes, 5 de agosto de 2014

Algunas ideas para ser feliz




Se nos enseña que en la vida hay que triunfar para ser felices. Pero, en realidad, hay que ser felices para triunfar. Cuando somos felices, todo fluye de dentro a fuera de nosotros. Salen sin dificultad nuestras potencialidades y damos al mundo justo lo que vinimos a dar. Estamos más conectados con nuestra esencia y, ante nosotros, el camino a seguir se torna más claro. Por eso no es en triunfar en donde hemos de poner nuestro objetivo. Sino en SER FELICES.

Para ello, existen ciertas necesidades que hemos de atender. La infelicidad es una especie de desconexión con nosotros mismos. En el momento en que comenzamos a prestarnos atención y a cuidarnos más, la felicidad deja de ser una utopía, y cada vez nos encontramos más cerca de ella. En esta entrada daré algunas recomendaciones para acercarte a la felicidad. Son sólo unas ideas, y sin duda hay muchas más que podemos poner en marcha. Yo os animo a responder en esta entrada y aportar vuestras propias propuestas. 




Escucha lo que sientes

Por suerte, nunca paramos de sentir. Nuestros sentimientos son una brújula que nos informa de cuán lejos o cuán cerca estamos de ser felices. Si desempeñando una determinada actividad nos sentimos mal, ya tenemos una idea de algo que tal vez nos convenga mejor no hacer. 

Aunque siempre hemos de analizar esto en términos generales. A lo mejor, madrugar por ejemplo puede resultarnos molesto en el momento. Pero si a nivel general hacerlo nos hace sentir mejor, es bueno que lo hagamos. 


Lista de actividades que nos han hecho felices antes

Hay gente que lleva muchos años sin ser feliz y no sabe ya qué hacer para lograrlo. Lo recomendable en estos casos es hacer una lista de actividades con las cuáles alguna vez nos hayamos sentido felices. Y empezar por ellas para ir recuperando nuestra alegría. A medida que vayamos descubriendo nuevas tareas que nos proporcionen felicidad, podemos ir ampliando la lista. 



No reprimas tus emociones

Reprimir nuestras emociones también provoca infelicidad, en el sentido de que provoca bloqueos. Nos impide conectar con nosotros y, mientras estemos alejados de nosotros, va a costar que lleguemos a ser felices. Las emociones fluyen y se transforman constantemente. No existen emociones negativas. Porque todas, si nos permitimos sentirlas, cambian. Únicamente se adueñan de nosotros las emociones que no nos permitimos procesar y entender.

Permítete sentir y expresar tus emociones. Si ha llegado un punto en que no sabes ya qué sientes, coge una libreta y libérate en ella. Será como un diario, pero en el que sólo cuentes lo que ha provocado un sentimiento en ti. Con el tiempo ya verás como te sientes más conectado contigo y tus necesidades. 


Protégete frente a opiniones negativas que otros tengan sobre ti

Otro aspecto importante a tener en cuenta para ser feliz es: No creas todo lo que los demás digan de ti mismo. Los otros cuando opinan sobre ti lo hacen siempre a través de ellos mismos y en función de su propio estado emocional, con lo que te pueden llegar a confundir. Agradece sus opiniones. Pero eres tú quien está contigo todo el día, el que mejor te puede llegar a conocer. Así que, que nadie te desestabilice ese conocimiento con su opinión negativa. Pon muralla a todo insulto, humillación, burla... Quienes se sirven de estas estrategias, suelen sentirse mal consigo mismos (o sea, suelen tenerse a sí mismos perdidos), ¿cómo vamos entonces a darle validez a la concepción que tienen de nosotros? Además, si están muy muy perdidos los defectos que ellos se ven tienden a proyectarlos y verlos en los demás. Con lo que ya no te están viendo a ti, sino a la visión distorsionada que tienen de ellos. 

Pon muralla a los insultos actuales, pero también a los pasados, aquellos que te tocaron y que de alguna forma apropiaste para definirte. Analiza lo negativo que pienses de ti, ¿algo de ello lo adoptaste de lo que te dijo otra persona? ¿Algo de eso lo dedujiste por haber tenido una mala experiencia con alguien que te trató mal? ¿Llegaste a pensar que igual merecías que te trataran así? Pues no. Nadie merece que le traten mal. Todos merecemos un respeto absoluto, porque somos diamantes únicos. Porque el que nos traten mal, puede llegar a bloquear nuestra valiosa aportación al mundo, y eso no lo debemos permitir. 


Cubre tu necesidad social

No sentirnos conectados con otras personas también nos hace infelices, porque bloquea el flujo de energía compartida. Si te sientes solo apúntate a actividades donde puedas conocer gente: voluntariado, cursos, excursiones... También hoy día en las redes sociales se han formado grupos de amistad por zonas llenos de personas deseosas de conocer a otras. Rodéate a ser posible de gente positiva, gente que luche por su vida. Eso resulta muy motivador, y nos da fuerza y energías para luchar también nosotros. 


Ponte una misión en la vida

Darle un significado y sentido a tu vida da felicidad, porque nos compromete con ella a un nivel por encima de las circunstancias que vivimos. Por lo que nos hace más fuertes ante las adversidades. 


Cuida tu cuerpo


Cuídate, también a nivel físico. Vivimos en un cuerpo y su estado nos influye. Trata de llevar una vida sana, de comer de forma equilibrada, dormir lo suficiente, hacer ejercicio, ir al médico cuando lo necesites. No luches contra los síntomas. No fuerces el cuerpo hasta la extenuación. Todo esto es importante. No seas brusco con los cambios a los que sometes el cuerpo. Nada de dietas milagro en las que pierdes 10 kilos en dos semanas. Todo esto te puede enfermar. Y quien tiene una enfermedad sabe lo que se siente cuando tu cuerpo empieza a fallar y a no responder como esperas. 


Cubre tu necesidad de aportar algo al mundo

Necesitamos tocar el mundo, participar en él, dejar nuestra huella. A veces esta necesidad la cubre el trabajo. Pero cuando éste no basta porque no termina de ayudar a sacar todo nuestro potencial afuera, es recomendable cambiar de trabajo o hacer algo más que sacie esta necesidad. Podemos escribir un libro, dibujar, componer música, poner en marcha un proyecto que tenemos etc. 

Todo ello significa dejar en el mundo una aportación única, algo que ha salido de ti. Y no hay nada que deje un mayor nivel de satisfacción que eso. Da sentido a nuestra vida pero, a su vez, da sentido a la vida de otras personas. Otra cosa que puedes hacer es aportar servicio a otros, haciendo labores de voluntariado o ayudando a personas de tu alrededor. Sacar afuera todo lo que eres para ayudar a otros cubre también esta necesidad, que en definitiva se reduce a plasmarnos en el mundo, dejar nuestra esencia. 


Perdónate a ti mismo

Hay veces que actuarás mal, que darás una respuesta inapropiada. Está bien que te des cuenta, te disculpes y trates de rectificar. Pero no te martirices, recordando una y otra vez lo que hiciste. No puede haber algo más injusto. Tú ya no eres el que eras, te estás juzgando desde lo que sabes y sientes ahora a tu yo del pasado, que no sabía tanto (o sea, desde prismas diferentes no comparables). 

En la vida nunca dejamos de aprender y errar es parte del aprendizaje. Ayuda a nuestro crecimiento que rectifiquemos, pero no que nos torturemos por un error pasado. Porque esto bloquea a nuestro yo presente y no lo deja ser. 


Cubre tu necesidad de aprendizaje

Aprender hace sentir bien porque expande nuestros límites, haciéndonos más libres. Estimula también nuestra propia producción. Así que coge el tema que te interese y aprende sobre él. Aprende con el interés de un niño. Disfruta volviendo a vivir la magia que tiene el descubrir algo nuevo. 


Lucha contra tus miedos

Si dejas de hacer lo que te gustaría por miedo, te estás limitando. Y esto produce frustración, impotencia y, ni que decir tiene, que nos aleja de la felicidad. La mejor forma de vencer un miedo es exponerte a él. En cualquier consulta de psicología te dirían que éste es el mejor tratamiento para vencerlo. Si exponerte al miedo en sí te resulta muy complicado, puedes ir haciendo un acercamiento paulatino a lo que temes. Por ej, si tienes miedo a conducir puedes hacerlo al principio acompañado por alguien en lugares de poco tráfico (y así ir ampliando la dificultad hasta que ya seas capaz de conducir solo por todas partes). 


Usa claves de la felicidad

Cuando estés feliz, anota las frases que se te ocurren. Cuélgalas por la casa. Si no se te ocurren, puedes recurrir a las frases de otros (aunque es preferible que sean tuyas). Si las buscas, no vale cualquier frase que encuentres por internet sobre la felicidad. Tienen que ser frases que lleguen a tu corazón y lo hagan vibrar. La idea de estas "claves de la felicidad" es que te sirvan de rescate para momentos de bajón. El cerebro funciona por asociación, y en momentos bajos de energía es fácil que no recuerde nada bueno, que sólo piense en lo malo. Al colgar frases en sitios visibles de tu casa, te estás ayudando a entrar de nuevo en la sintonía en que estabas cuando te encontrabas bien. 

La razón por la que no vale cualquier frase que encuentres por ahí es porque cuando te sientas mal, las frases "tópico" de la felicidad o frases positivas que no te toquen a ti personalmente, te parecerán ridículas y no lograrán sacarte del bajón. Por eso es preferible que elabores tú la frase a que la saques por azar de internet. También puedes animarte a ti mismo en esos papeles. Ej. "Eres un héroe", "Vas a conseguir todo lo que te propongas". En resumen, mensajes que te puedan animar. 


No te victimices

Todos hemos pasado por malas experiencias y hemos sido víctimas de otros en alguna ocasión. Y no es algo agradable, desde luego. Y puede pasar que necesitemos algo de ayuda para superarlo. Pero hay una diferencia entre eso y victimizarse. Hay personas que debido a lo vivido, tiran la toalla y se dejan llevar. Si les preguntas por qué no reaccionan te hablan de lo que les hizo esta persona o tal otra. Han decidido reaccionar pasivamente ante la vida en lugar de tomar las riendas y enfrentarse a las dificultades. Si tu estilo de vida acaba siendo el de víctima, llega un momento en que te autoconvences de que no tienes control. Bloqueas tu capacidad resolutiva hacia los problemas, una capacidad que todos sin excepción tenemos. 

Y en realidad te estás perdiendo una gran oportunidad. Porque ante la adversidad, cuando nos enfrentamos a nuestros propios límites, es justo cuando descubrimos puntos fuertes que no sabíamos que teníamos. En esos momentos nos sentimos realmente vivos. Y la satisfacción de, pese a todas las circunstancias, haber logrado cumplir tus objetivos, es tan grande, que al final atravesar todo ese camino con espíritu de lucha acaba llevándonos sin más a la felicidad. Asume los retos que la vida te ofrece. 


Actúa según tu conciencia

Trata de empatizar con los otros a la hora de tratarlos. Cuando actúas bien moralmente hablando también te sientes más tranquilo y, por tanto, más accesible para la felicidad. Si te invaden remordimientos respecto a algo que hiciste, no esperes más a pedir disculpas y a corregirte. Ganarás mucho en paz mental. 


Dedica tiempo a estar contigo mismo

Somos personas más completas de lo que pensamos. Sabemos mucho más de lo que creemos saber. Cuando estás contigo mismo y dedicas tiempo a pensar y reflexionar, te das cuenta del mundo tan rico que se encuentra dentro de ti. Dedica un tiempo al día a estar plenamente consciente, a pensar sin distracciones. Tú mismo tienes la respuesta a la mayor parte de preguntas que a veces tratas de que te respondan otros. La misión que todos compartimos en la vida es expresarnos en todo nuestro esplendor, y estar solos nos puede ayudar a conocernos. Te sorprenderás y emocionarás cuando veas lo grandioso y magnífico que eres. 


Y hasta aquí las recomendaciones. Como he hecho al principio, os animo a responder a la entrada y a dar vuestras propias ideas al respecto.