Se nos enseña que en la vida hay que triunfar para ser felices. Pero, en realidad, hay que ser felices para triunfar. Cuando somos felices, todo fluye de dentro a fuera de nosotros. Salen sin dificultad nuestras potencialidades y damos al mundo justo lo que vinimos a dar. Estamos más conectados con nuestra esencia y, ante nosotros, el camino a seguir se torna más claro. Por eso no es en triunfar en donde hemos de poner nuestro objetivo. Sino en SER FELICES.
Para ello, existen ciertas necesidades que hemos de atender. La infelicidad es una especie de desconexión con nosotros mismos. En el momento en que comenzamos a prestarnos atención y a cuidarnos más, la felicidad deja de ser una utopía, y cada vez nos encontramos más cerca de ella. En esta entrada daré algunas recomendaciones para acercarte a la felicidad. Son sólo unas ideas, y sin duda hay muchas más que podemos poner en marcha. Yo os animo a responder en esta entrada y aportar vuestras propias propuestas.
Escucha lo que sientes
Por suerte, nunca paramos de sentir. Nuestros sentimientos son una brújula que nos informa de cuán lejos o cuán cerca estamos de ser felices. Si desempeñando una determinada actividad nos sentimos mal, ya tenemos una idea de algo que tal vez nos convenga mejor no hacer.
Aunque siempre hemos de analizar esto en términos generales. A lo mejor, madrugar por ejemplo puede resultarnos molesto en el momento. Pero si a nivel general hacerlo nos hace sentir mejor, es bueno que lo hagamos.
Lista de actividades que nos han hecho felices antes
Hay gente que lleva muchos años sin ser feliz y no sabe ya qué hacer para lograrlo. Lo recomendable en estos casos es hacer una lista de actividades con las cuáles alguna vez nos hayamos sentido felices. Y empezar por ellas para ir recuperando nuestra alegría. A medida que vayamos descubriendo nuevas tareas que nos proporcionen felicidad, podemos ir ampliando la lista.
No reprimas tus emociones
Reprimir nuestras emociones también provoca infelicidad, en el sentido de que provoca bloqueos. Nos impide conectar con nosotros y, mientras estemos alejados de nosotros, va a costar que lleguemos a ser felices. Las emociones fluyen y se transforman constantemente. No existen emociones negativas. Porque todas, si nos permitimos sentirlas, cambian. Únicamente se adueñan de nosotros las emociones que no nos permitimos procesar y entender.
Permítete sentir y expresar tus emociones. Si ha llegado un punto en que no sabes ya qué sientes, coge una libreta y libérate en ella. Será como un diario, pero en el que sólo cuentes lo que ha provocado un sentimiento en ti. Con el tiempo ya verás como te sientes más conectado contigo y tus necesidades.
Protégete frente a opiniones negativas que otros tengan sobre ti
Otro aspecto importante a tener en cuenta para ser feliz es: No creas todo lo que los demás digan de ti mismo. Los otros cuando opinan sobre ti lo hacen siempre a través de ellos mismos y en función de su propio estado emocional, con lo que te pueden llegar a confundir. Agradece sus opiniones. Pero eres tú quien está contigo todo el día, el que mejor te puede llegar a conocer. Así que, que nadie te desestabilice ese conocimiento con su opinión negativa. Pon muralla a todo insulto, humillación, burla... Quienes se sirven de estas estrategias, suelen sentirse mal consigo mismos (o sea, suelen tenerse a sí mismos perdidos), ¿cómo vamos entonces a darle validez a la concepción que tienen de nosotros? Además, si están muy muy perdidos los defectos que ellos se ven tienden a proyectarlos y verlos en los demás. Con lo que ya no te están viendo a ti, sino a la visión distorsionada que tienen de ellos.
Pon muralla a los insultos actuales, pero también a los pasados, aquellos que te tocaron y que de alguna forma apropiaste para definirte. Analiza lo negativo que pienses de ti, ¿algo de ello lo adoptaste de lo que te dijo otra persona? ¿Algo de eso lo dedujiste por haber tenido una mala experiencia con alguien que te trató mal? ¿Llegaste a pensar que igual merecías que te trataran así? Pues no. Nadie merece que le traten mal. Todos merecemos un respeto absoluto, porque somos diamantes únicos. Porque el que nos traten mal, puede llegar a bloquear nuestra valiosa aportación al mundo, y eso no lo debemos permitir.
Cubre tu necesidad social
No sentirnos conectados con otras personas también nos hace infelices, porque bloquea el flujo de energía compartida. Si te sientes solo apúntate a actividades donde puedas conocer gente: voluntariado, cursos, excursiones... También hoy día en las redes sociales se han formado grupos de amistad por zonas llenos de personas deseosas de conocer a otras. Rodéate a ser posible de gente positiva, gente que luche por su vida. Eso resulta muy motivador, y nos da fuerza y energías para luchar también nosotros.
Ponte una misión en la vida
Darle un significado y sentido a tu vida da felicidad, porque nos compromete con ella a un nivel por encima de las circunstancias que vivimos. Por lo que nos hace más fuertes ante las adversidades.
Cuida tu cuerpo
Cuídate, también a nivel físico. Vivimos en un cuerpo y su estado nos influye. Trata de llevar una vida sana, de comer de forma equilibrada, dormir lo suficiente, hacer ejercicio, ir al médico cuando lo necesites. No luches contra los síntomas. No fuerces el cuerpo hasta la extenuación. Todo esto es importante. No seas brusco con los cambios a los que sometes el cuerpo. Nada de dietas milagro en las que pierdes 10 kilos en dos semanas. Todo esto te puede enfermar. Y quien tiene una enfermedad sabe lo que se siente cuando tu cuerpo empieza a fallar y a no responder como esperas.
Cubre tu necesidad de aportar algo al mundo
Necesitamos tocar el mundo, participar en él, dejar nuestra huella. A veces esta necesidad la cubre el trabajo. Pero cuando éste no basta porque no termina de ayudar a sacar todo nuestro potencial afuera, es recomendable cambiar de trabajo o hacer algo más que sacie esta necesidad. Podemos escribir un libro, dibujar, componer música, poner en marcha un proyecto que tenemos etc.
Todo ello significa dejar en el mundo una aportación única, algo que ha salido de ti. Y no hay nada que deje un mayor nivel de satisfacción que eso. Da sentido a nuestra vida pero, a su vez, da sentido a la vida de otras personas. Otra cosa que puedes hacer es aportar servicio a otros, haciendo labores de voluntariado o ayudando a personas de tu alrededor. Sacar afuera todo lo que eres para ayudar a otros cubre también esta necesidad, que en definitiva se reduce a plasmarnos en el mundo, dejar nuestra esencia.
Perdónate a ti mismo
Hay veces que actuarás mal, que darás una respuesta inapropiada. Está bien que te des cuenta, te disculpes y trates de rectificar. Pero no te martirices, recordando una y otra vez lo que hiciste. No puede haber algo más injusto. Tú ya no eres el que eras, te estás juzgando desde lo que sabes y sientes ahora a tu yo del pasado, que no sabía tanto (o sea, desde prismas diferentes no comparables).
En la vida nunca dejamos de aprender y errar es parte del aprendizaje. Ayuda a nuestro crecimiento que rectifiquemos, pero no que nos torturemos por un error pasado. Porque esto bloquea a nuestro yo presente y no lo deja ser.
Cubre tu necesidad de aprendizaje
Aprender hace sentir bien porque expande nuestros límites, haciéndonos más libres. Estimula también nuestra propia producción. Así que coge el tema que te interese y aprende sobre él. Aprende con el interés de un niño. Disfruta volviendo a vivir la magia que tiene el descubrir algo nuevo.
Lucha contra tus miedos
Si dejas de hacer lo que te gustaría por miedo, te estás limitando. Y esto produce frustración, impotencia y, ni que decir tiene, que nos aleja de la felicidad. La mejor forma de vencer un miedo es exponerte a él. En cualquier consulta de psicología te dirían que éste es el mejor tratamiento para vencerlo. Si exponerte al miedo en sí te resulta muy complicado, puedes ir haciendo un acercamiento paulatino a lo que temes. Por ej, si tienes miedo a conducir puedes hacerlo al principio acompañado por alguien en lugares de poco tráfico (y así ir ampliando la dificultad hasta que ya seas capaz de conducir solo por todas partes).
Usa claves de la felicidad
Cuando estés feliz, anota las frases que se te ocurren. Cuélgalas por la casa. Si no se te ocurren, puedes recurrir a las frases de otros (aunque es preferible que sean tuyas). Si las buscas, no vale cualquier frase que encuentres por internet sobre la felicidad. Tienen que ser frases que lleguen a tu corazón y lo hagan vibrar. La idea de estas "claves de la felicidad" es que te sirvan de rescate para momentos de bajón. El cerebro funciona por asociación, y en momentos bajos de energía es fácil que no recuerde nada bueno, que sólo piense en lo malo. Al colgar frases en sitios visibles de tu casa, te estás ayudando a entrar de nuevo en la sintonía en que estabas cuando te encontrabas bien.
La razón por la que no vale cualquier frase que encuentres por ahí es porque cuando te sientas mal, las frases "tópico" de la felicidad o frases positivas que no te toquen a ti personalmente, te parecerán ridículas y no lograrán sacarte del bajón. Por eso es preferible que elabores tú la frase a que la saques por azar de internet. También puedes animarte a ti mismo en esos papeles. Ej. "Eres un héroe", "Vas a conseguir todo lo que te propongas". En resumen, mensajes que te puedan animar.
No te victimices
Todos hemos pasado por malas experiencias y hemos sido víctimas de otros en alguna ocasión. Y no es algo agradable, desde luego. Y puede pasar que necesitemos algo de ayuda para superarlo. Pero hay una diferencia entre eso y victimizarse. Hay personas que debido a lo vivido, tiran la toalla y se dejan llevar. Si les preguntas por qué no reaccionan te hablan de lo que les hizo esta persona o tal otra. Han decidido reaccionar pasivamente ante la vida en lugar de tomar las riendas y enfrentarse a las dificultades. Si tu estilo de vida acaba siendo el de víctima, llega un momento en que te autoconvences de que no tienes control. Bloqueas tu capacidad resolutiva hacia los problemas, una capacidad que todos sin excepción tenemos.
Y en realidad te estás perdiendo una gran oportunidad. Porque ante la adversidad, cuando nos enfrentamos a nuestros propios límites, es justo cuando descubrimos puntos fuertes que no sabíamos que teníamos. En esos momentos nos sentimos realmente vivos. Y la satisfacción de, pese a todas las circunstancias, haber logrado cumplir tus objetivos, es tan grande, que al final atravesar todo ese camino con espíritu de lucha acaba llevándonos sin más a la felicidad. Asume los retos que la vida te ofrece.
Actúa según tu conciencia
Trata de empatizar con los otros a la hora de tratarlos. Cuando actúas bien moralmente hablando también te sientes más tranquilo y, por tanto, más accesible para la felicidad. Si te invaden remordimientos respecto a algo que hiciste, no esperes más a pedir disculpas y a corregirte. Ganarás mucho en paz mental.
Dedica tiempo a estar contigo mismo
Somos personas más completas de lo que pensamos. Sabemos mucho más de lo que creemos saber. Cuando estás contigo mismo y dedicas tiempo a pensar y reflexionar, te das cuenta del mundo tan rico que se encuentra dentro de ti. Dedica un tiempo al día a estar plenamente consciente, a pensar sin distracciones. Tú mismo tienes la respuesta a la mayor parte de preguntas que a veces tratas de que te respondan otros. La misión que todos compartimos en la vida es expresarnos en todo nuestro esplendor, y estar solos nos puede ayudar a conocernos. Te sorprenderás y emocionarás cuando veas lo grandioso y magnífico que eres.
Y hasta aquí las recomendaciones. Como he hecho al principio, os animo a responder a la entrada y a dar vuestras propias ideas al respecto.
Esta muy bien la forma en que lo enfocas y desde luego seria bueno ir aplicando las posibles formulas que comentas, al leerte me has hecho recordar el poema de Benedetti, defensa de la alegría, que posiblemente debería ser nuestra prioridad al vivir.
ResponderEliminarDefender la alegría como una trinchera
defenderla del escándalo y la rutina
de la miseria y los miserables
de las ausencias transitorias
y las definitivas
defender la alegría como un principio
defenderla del pasmo y las pesadillas
de los neutrales y de los neutrones
de las dulces infamias
y los graves diagnósticos
defender la alegría como una bandera
defenderla del rayo y la melancolía
de los ingenuos y de los canallas
de la retórica y los paros cardiacos
de las endemias y las academias
defender la alegría como un destino
defenderla del fuego y de los bomberos
de los suicidas y los homicidas
de las vacaciones y del agobio
de la obligación de estar alegres
defender la alegría como una certeza
defenderla del óxido y la roña
de la famosa pátina del tiempo
del relente y del oportunismo
de los proxenetas de la risa
defender la alegría como un derecho
defenderla de dios y del invierno
de las mayúsculas y de la muerte
de los apellidos y las lástimas
del azar
y también de la alegría.
Pues eso, adelante y por el buen camino. Gracias.
me as recordado nk se xq al libro de el monje q. cendio su ferrari
ResponderEliminarsolo creo q te a faltado una cosa x comentar q acer cuando vas completando objetivos que te acen feliz, xo alnpoco tiempo no significan nada al estar en el pasado y aberlos completado
Anónimo 1: ¡Bonito poema! No lo conocía. ¡Gracias por compartirlo!
ResponderEliminarAnónimo 2: Aún no he leído ese libro, lo tengo pendiente.
Respecto a lo que dices de los objetivos que ya han sido completados, creo que es normal que se pierda un poco el interés cuando ya se han cumplido. Te puede quedar, eso sí, una cierta satisfacción por haberlos logrado. Pero en seguida sentirás la necesidad de ponerte nuevas metas. Los seres humanos estamos en continuo crecimiento. Y, que lo ya conseguido pierda algo de significado, nos sirve de impulso para seguir moviéndonos. De todas maneras, también depende de qué tipo de objetivos hables, ¿a qué caso concreto te refieres?