domingo, 21 de junio de 2020

El capacitismo: qué es y cómo te afecta


MuNDo AsPeRGeR: Capacitismo o ableism. (Incluye vídeo).

El capacitismo es la discriminación a las personas que tienen discapacidad. Hasta aquí pareciera solamente concernerle a ellas. Pero en absoluto es así. El capacitismo nos afecta a todos. En esta entrada voy a analizar precisamente varias situaciones en las cuáles nos afecta. 

El capacitismo premia a quien es más capaz, el que demuestra que puede producir más. Y deja en una situación de marginalidad a quien juzga que no lo es. En las siguientes situaciones, se está incurriendo en capacitismo:

-Tienes 50 años y la empresa en la que trabajabas cierra. De repente te pones a buscar trabajo. Te dicen que buscan a alguien más joven. Eres demasiado mayor para conseguir trabajo. CAPACITISMO. 
-Tienes una pareja. Un día te dice que ya no quiere estar contigo, porque ya no siente lo mismo que antes. Y de repente descubres que en verdad ha conocido a otra persona que gana más dinero que tú. CAPACITISMO. 
-Te diagnostican depresión. Tienes pensamientos que otros juzgan como negativos. Te dicen que eres un victimista, que lo que te pasa es que no espabilas, y que ser feliz es cuestión de actitud. Incluso algunos dejan de ser tu amigo. CAPACITISMO. 
-No tienes trabajo. Los demás piensan que eres un vago e inútil y que es por eso por lo que no lo tienes. CAPACITISMO.
-Eres una persona que no ha conseguido los grandes hitos sociales de éxito en la vida: trabajo, vida independiente, pareja e hijos. Los demás piensan que algo malo tienes que tener para no haberlo logrado, que eres raro o anormal. CAPACITISMO. 

Aunque los discapacitados hayan sufrido más esta lacra, en verdad nos ha afectado a cada uno en nuestras vidas en distintos momentos, seamos o no conscientes de ello. Lucir actitudes capacitistas no está bien visto, a pesar de que en esta sociedad impere claramente el capacitismo. Así que puede que nunca te enteres de que esa persona te dejó porque te vio menos capaz que otros o puede que tus amigos te digan que están demasiado ocupados para verte y en verdad se hayan alejado por capacitismo. 

Desde pequeño vas viendo que para tener un lugar en el mundo tienes que luchar por adquirir buenos resultados académicos, un buen curriculum, habilidades, buen cuerpo,... En el fondo sabes que de no conseguir lo suficiente de esto, serás castigado socialmente. Damos por hecho que si nos esforzamos lo suficiente podremos dominar el capacitismo, éste no nos dejará fuera. 

Pero, tarde o temprano, no podemos seguir el ritmo. Al final todos envejecemos, o surgen enfermedades, o por lo que sea disminuye nuestro rendimiento. Así pues, pocos llegan a vivir una vida entera sin sentir lo negativo del capacitismo. 

El capacitismo ha sido causa de muchísimos suicidios durante toda su historia. En esta llamada, graciosamente, sociedad del bienestar, dicho así mientras se castiga al que no se siente bien, muchos saben que el mundo no les va a aceptar si no se ponen la careta de la felicidad. Y fingir alegría, cuando no la sientes, al final te desconecta de quién eres. Al final te deja solo, aislado en tu sufrimiento. Y esto puede abocar al suicidio. 

Es por ello que, a pesar de lo enraizado que está el capacitismo en nuestras vidas, tenemos que hacer un esfuerzo para reducir nuestras actitudes capacitistas. Hemos de ser conscientes de que es el capitalismo en el que vivimos el que pretende que seamos nada más que peones productivos, que generemos economía. Una persona no es más o menos válida por tener y tener, por producir y producir. Una persona merece vivir con calidad de vida por el simple hecho de existir. Y el concepto de lo que es alguien "capaz" en nuestra sociedad es muy superficial y reduccionista. Todos habremos conocido personas rechazadas por la sociedad que, sin embargo, perderíamos tanto si no existieran... Porque lo que te transmiten es valioso, aunque no genere montañas de dinero porque en este mundo se valoren otras cosas. 

Que el capacitismo no te engañe. Lo que vale de ti no está en tus circunstancias, no está en si tienes o no trabajo, pareja o hijos. Es tu esencia, es tu ser único. Y, algún día, tal vez la sociedad aprenda a verlo, pero de momento estamos en un punto muy primitivo de ésta. 

Una sociedad no inclusiva, es una sociedad en decadencia. Pero alguien bien posicionado en el sistema capacitista puede tener más dificultades para verlo. A él no le atañe este problema, aparentemente. Pero, ¿acaso no querríamos todos no sentir esa presión constante a mostrarnos válidos?¿No querríamos que, de padecer alguna enfermedad, sigamos teniendo espacio en nuestra sociedad? ¿Tenemos acaso garantizada nuestra posición económica hasta el final de nuestras vidas? ¿No sería justo que no fuese tan difícil encontrar trabajo por no tener 20 años?

En definitiva, este tema nos atañe a todos. Cada vez que evitamos dejarnos llevar por el capacitismo, participamos en construir un mundo más habitable y humano. En nuestra mano está el favorecer la inclusión, la de otros y la nuestra en definitiva.

sábado, 20 de junio de 2020

"Qué más da", el gran enemigo


La diferencia entre aceptación y resignación, por Daniel Colombo


Hoy voy a hablar de un silencioso enemigo que forma parte de la vida de muchas personas. No voy a mencionar el diagnóstico con el que suele estar asociado, aunque probablemente sin ser psicólogos lo sabréis ya, pero no quiero decir etiquetas diagnósticas porque muchas personas se aferran muy firmemente a ellas para no cambiar. 

El "qué más da" es un problema que, si bien a veces nace ante un acto pequeño, si cedes a él va apoderándose poco a poco de más aspectos de tu vida. Quizá hoy no vas a darle la vuelta al mes en el calendario porque qué más da, si el día ya te lo sabes. ¿Para qué vas a limpiar la habitación? Sí, qué más da, en seguida vuelve el polvo de nuevo. ¿Para qué vas a salir a la calle? Sí, qué más da. Estás bien en casa. Normalmente el "qué más da" evita un esfuerzo y también posibles decepciones. Por eso muchas personas acaban cediendo a él con tanta facilidad. 

El "qué más da" aunque parezca que no, socialmente en según qué casos no está tan mal visto. Te convierte en una persona fácil de dominar, porque aceptas con fácil resignación cualquier cosa. Y hay personas a las que sin duda les interesa que tu "qué más da" exista, porque así no les das problemas. Así acatas lo que ellos quieren, o simplemente molestas menos con tus deseos. El "qué más da" a veces viene con premio. Sin duda te evitas decepciones, molestias, consecuencias negativas... Y quedas en tu contexto seguro, en tu lugar de siempre. 

El "qué más da" al  principio se dice con la boca pequeña. Dices "qué mas da" pero en el fondo sí que te importa un poco renunciar a lo que quieres. Pero con el tiempo cada vez se te hace más difícil oír cualquier queja interna. De hecho, al final ni sabes qué estás perdiendo al agarrarte al "qué más da". Así pues acabas sintiéndote perdido, creyendo que en realidad eres una persona sin deseos propios. Así, cada día tu sacrificio lo sientes como menos "sacrificado".

Realmente algunas cosas a las que renunciamos pueden parecer pequeñas. Quizá no hay tanta diferencia entre que un día le des la vuelta a la página del calendario al acabar el mes o no. Pero sí la hay en el fondo. En realidad la filosofía de tu vida puede haber cambiado a esta indiferencia hacia todo. Al final, hacia ti mismo, te transmites la idea de que no mereces tener una habitación más limpia, o tener el calendario justo en el día actualizado. Al final este pequeño detalle, el "qué más da", va machacando tu autoestima de una forma bastante sutil, pero no por ello menos dañina. 

Así pues, la lucha contra el "qué más da", es algo casi obligado porque sí, igual no importa tanto cada detalle que hagamos, pero si nos quedamos parados diciendo que no a todo, ¿qué clase de vida vegetativa estamos llevando? Además de eso, ¿realmente sabemos cuándo la vida nos va a aguardar alguna sorpresa positiva, alguna ocasión especial? Los momentos buenos no vienen anunciados por trompetas y tambores. Suceden sin más de repente. Si nos negamos a vivir cualquier cosa porque "qué más da", sin duda no daremos espacio para que ocurra nada diferente ni mejor. 

Así que la próxima vez que tu mente te diga ante algo que te propongas, "qué más da", aunque sea en la acción más pequeña y, pareciera, más irrelevante, no le hagas el menor caso. Lucha contra esa idea. Porque es un pensamiento muy insidioso, y si le das cabida por una vez, puede ir poco a poco colonizándote hasta que ya no le encuentres sentido alguno a hacer nada. Además, en la medida en que rompas con pequeños "qué más da", puede que poco a poco vayas sintiendo de nuevo lo que tenía de bueno hacer todo eso, aunque fuese pequeño. Por ejemplo, quizá limpiar una habitación pueda parecer algo inútil porque al día siguiente coge polvo de nuevo. Pero ese mismo día que lo haces, se respira muchísimo mejor en ella y resulta más agradable. Y a veces un ambiente agradable hace que te sientas más motivado, o incluso inspirado.

Ser feliz no es algo que se consiga con un acto muy complejo y rebuscado. En muchas ocasiones se obtiene de las pequeñas cosas. A veces nos lo ponemos extremadamente difícil con todos los "qué más da". Yo sin duda no sé dónde está la felicidad. Pero lo que sí sé es que es difícil encontrarla si no te escuchas a ti mismo y a tus emociones. Y detrás de ese "qué más da" pronunciado casi tan fácilmente, puede haber muchos miedos, decepciones, inseguridades, baja autoestima (no permitiéndote vivir nada mejor de lo que ya vives, porque total sólo eres tú) o incluso culpa, queriendo castigarte de algo que crees que hiciste mal. Piensa en dónde comenzaron tus "qué más da", pero sobre todo no le pases ni una a tu mente cuando te asalte con este pensamiento. Y ya me cuentas qué tal te sientes luego. 


sábado, 25 de abril de 2020

Dedicado a los que persiguen sueños


Diccionario interpretación de sueños

Soy una persona con muchas inquietudes y ganas de aprender cosas diferentes. Esto me llevó ahora a interesarme por el campo de la programación. Pero claro, la programación es algo difícil, complejo y que requiere muchos años para saber de verdad construir un proyecto interesante. Entonces pasa que a veces cojo el estudio de la programación con ganas, pero otras, cuando veo que no me salen los ejercicios, me frustro y lo quiero dejar. Y ayer me di cuenta de lo que sucede realmente. Y es que cuando estamos aprendiendo algo nuevo, esa disciplina novedosa para nosotros ya de por sí supone un estrés, porque de primeras no tenemos recursos para afrontar el reto (los tenemos que aprender). Si encima cargamos todo ese proceso con presión por conseguir resultados, pensamientos relativos a que si no mejoramos no podremos trabajar bien de ello o nos machacamos a nosotros mismos si no lo dominamos todo a la primera, ese estrés puede ser demasiado intenso y precipitar el abandono. Entonces pensé en amigos programadores que tengo. Muchos de ellos comenzaron con la programación cuando eran niños, simplemente tomándosela como un juego o pasatiempo, sin ninguna presión. Y decidí por unas horas jugar ese papel yo también. E increíblemente avancé mucho más que ningún día y sintiéndome feliz y hasta realizada en el proceso y con ganas de seguir los días siguientes. 

En esta sociedad en que todo va tan deprisa, parece que si algo no afloja resultados rápidamente es que no funciona. Pero la realidad es que las metas más importantes en la vida conllevan su tiempo. El ejemplo claro está cuando plantas algo. Tú lo plantas y lo riegas, y al principio no se ve nada. Tú pones fe en que tu cuidado al final servirá para que brote una planta, pero realmente las únicas señales de que vas por buen camino están en la confianza que tú tienes de que será así. En la cultura oriental una vez leí que allí no se plantean nunca los proyectos como algo a conseguir ya. Abren un negocio y saben que al principio no obtendrán ganancias, pero son constantes, porque tienen fe en que después de una serie de años (creo que en el ejemplo concreto leí 20 años), ese negocio dará frutos. 

En la vida no tenemos control sobre todo y la variable de la suerte existe, aunque desde algunos ámbitos se quiera vender que no para empoderar a la gente. Pero es cierto que tal como pasa cuando sales al navegar y según el día hay una marea u otra que te facilita o no llegar a donde quieras, también hay épocas en las que el camino en la vida parece facilitado y otras en las que pareces ir a contracorriente. 


Literatura Cronopio | Revista Cronopio - Ideas Libres y Diversas

Pero hay algo de lo que sí tienes control. Cada día puedes avanzar unos pasos, andar unos metros más hacia la meta. A lo mejor un día estás muy animado y te aproximas más, otros avanzas un pequeño pasito. Pero la cuestión es nunca dejar de avanzar, nunca detenerte. Mientras así lo hagas no puedes verte como fracasado, aunque no consigas resultados visibles, porque no eres una persona que se queja mientras sigue con los brazos cruzados. Eres una persona que cada día da un paso más a la realización de lo que desea. Eres una persona que está cultivando una planta. Quizá la planta no emergió de la tierra pero sí está echando raíces y afianzándose al suelo aunque no lo veas. E igual que los hábitos nocivos mantenidos en el tiempo tienen repercusiones negativas físicas, igual la vida alguna vez te traerá consecuencias claras de todo el esfuerzo que has invertido. 

Cada día que avanzas ya no eres el mismo de ayer. Ya has crecido un poco más. A veces uno mismo no se da cuenta. Está tan acostumbrado a verse... Es como los padres que ven a su niño crecer todos los días y apenas notan si está un centímetro más alto. A lo mejor un día van a visitar a sus tíos o abuelos que ven a su niño menos frecuentemente y ellos sí que perciben el enorme cambio que ha dado. Y da igual que escojas caminos y los dejes a mitad. Porque aunque al entrar a un camino descubras que no es el tuyo y lo abandones, al entrar al nuevo que elijas ya lo mirarás desde una perspectiva diferente, con unos recursos con los que tal vez nadie entró antes. De hecho, dudo que ni tan siquiera el nuevo camino sea igual que el que nadie antes haya recorrido, porque lo que te ha llevado a él es un proceso diferente. 

Así pues no te dejes presionar por la cultura del "todo ya". Lo que merece la pena siempre suele llevar un tiempo para que se materialicen los resultados. Da unos pasos y prémiate, siéntete orgulloso de ti, porque nada tiene más mérito que el ser capaz de mantenerte constante cuando no estás viendo resultados. Un fracasado no sería capaz de hacer eso, así pues que nadie te haga dudar de ti mismo. Cuando la marea ya juegue a tu favor, cuando la planta brote al fin, vas a alegrarte de cada día en que fuiste capaz de dar un paso y sin duda te habrás hecho una persona mucho más fuerte, una persona totalmente digna y merecedora de ese sueño que tuvo, ahora hecho realidad.

Brote | Vectores, Fotos de Stock y PSD Gratis


viernes, 20 de diciembre de 2019

Las implicaciones de la sobreprotección


Las secuelas de la sobreprotección

El ser humano nace pequeño y necesitado de que alguien le cuide y le vaya enseñando herramientas para acabar manejándose por sí mismo en la vida. La educación a un hijo no puede ser siempre la misma a lo largo de todas sus edades, sino que ha de ir adaptándose para que sea adecuada. En la medida en que el niño va creciendo, tenemos que ir incentivando a que coja autonomía, a que empiece a hacer tareas por sí mismo y a tomar decisiones, y como guías que somos de ellos (y no suplantadores), resistirnos a actuar por ellos aunque sepamos que puedan llegar a cometer errores. Se sabe que ésta es la única manera para que una persona aprenda. Igual que las aves aprenden a volar poco a poco y al principio caen muchas veces. Pero a ninguna madre ave se le ocurre cortarle las alas a su cría para evitar que se caiga, porque no se cuestiona que su cría no pueda volar. Para hacer esta adaptación de la educación a cada una de las edades hay un paso primordial previo que es saber ver a tu hijo, conocer en qué fase está, cuándo le podemos dar un papel y en qué medida. No todos los padres conocen cuál es la edad más apropiada para cada aprendizaje, ni tampoco se puede hablar de una edad universal para cada paso, porque dependerá de la persona en cuestión. Pero lo que está claro es que el fin de todo padre ha de ser que su hijo pueda adquirir autonomía y salir y desempeñarse en el mundo. 

Sin embargo hay algunos padres que se oponen a ello. Y no tiene por qué ser porque quieran lo peor para sus hijos. A veces sienten que los quieren tanto que no pueden soportar que su hijo pueda sufrir ni la más leve caída. Pero no son conscientes de que es totalmente irreal la posibilidad de poderle evitar a un hijo cada uno de los baches de la vida. Primero, porque un hijo no puede vivir recluido en una burbuja. Segundo, porque los padres no van a ser inmortales. Es por ello que se sabe que sí o sí tu hijo va a llevar caídas en la vida, va a tropezar como todos. Pero puede vivir este proceso poco a poco mientras aún cuenta contigo para apoyarle o aconsejarle o condenarlo a que lo viva todo de golpe cuando tú ya no estés. 

Hoy reflexionaremos sobre algunas de las consecuencias que puede tener la sobreprotección de un hijo en la vida adulta:



-Bajo desarrollo de habilidades sociales. 

Hay padres que no permiten salir a sus hijos. También hay quienes sí lo permiten, pero después de haber manifestado muchas quejas respecto a que salgan. Todo esto hace que el hijo acabe prefiriendo no salir a tener que estar discutiendo y tratando de convencer a sus padres. Una persona que no desarrolla habilidades sociales puede tener graves problemas en la vida, porque se sabe que una parte fundamental para tener éxito en la vida es el desarrollo social óptimo. Además, no aprendes a ver cómo son los otros, conocer sus intenciones, la forma más adecuada para resolver ciertas situaciones etc. Todo esto te hace vulnerable al maltrato y al aprovechamiento por parte de los demás, porque sales al mundo sin perspicacia, sin el saber "verlas venir". 



-Indecisión.

Puede que los padres no hayan dado espacio a su hijo para tomar decisiones o le hayan criticado las pocas decisiones que le hayan dejado tomar. Esto hace que, llegado el momento, su hijo no se sienta preparado para decidir por el terrible terror que tiene a equivocarse. La indecisión en un principio puede hacer que no termine de elegir ningún camino. También puede ocurrir que en una situación importante en la que necesite decidir porque, por ejemplo, está sufriendo algún tipo de daño o no es feliz, se sienta incapaz de dar el paso. Así, perpetúe situaciones que vive con mucho sufrimiento porque siente que si no decide y se deja llevar por la situación al menos no será el culpable de lo que está viviendo, porque no lo ha elegido él. Esto no es cierto, no actuar también es una decisión, una elección con consecuencias, pero tal vez sea tema para otra entrada.




-Baja autoestima. 

Cuando un padre sobreprotege al niño subconscientemente le está transmitiendo a su hijo la visión de que no cree que se pueda defender en la vida, que no tiene lo que hay que tener para vivir la vida como los demás. Y no importa que verbalmente le digas a tu hijo que vale un montón, si luego lo tratas toda la vida como si fuese un bebé, sin confiar en su potencial de aprendizaje. Una baja autoestima es el caldo de cultivo ideal para infinidad de problemas de salud mental y de nuevo te hace vulnerable al maltrato. También te convierte en dependiente a nivel emocional de los otros, porque cuando no crees en ti y no apuestas por tu propio potencial, acabas sometiéndote a los demás. Además, si pasas toda tu vida como padre dándole instrucciones, diciéndole lo que tiene que hacer, cuando no esté contigo también buscará a alguien similar, porque no habrá aprendido a pensar por él mismo. Es más, acabará creyendo que lo que él pueda opinar no vale y ha de ser previamente aprobado por otros, porque "si tus mismos padres no creen en tu criterio, ¿por qué ibas a creer en él tú?"



-Desconfianza.

Hay padres que, quizá porque ellos mismos han tenido una mala experiencia con otras personas, acaban dudando de todo el mundo y hablando mal a sus hijos respecto a cada una de las personas que conocen. Todo esto le va generando a su hijo una gran inseguridad e, incluso, paranoia. Cuando le toque salir al mundo, estamos hablando de alguien que no ha desarrollado todavía todas las herramientas y que muy probablemente pueda necesitar a otros. Pero al mismo tiempo no se va a atrever a confiar en los demás porque le han enseñado a lo largo de los años que todos son "malos", que todos se van a aprovechar de él o a hacerle daño. Como no ha aprendido habilidades sociales tampoco es que haya desarrollado suficiente criterio social para cuestionar lo que le decían sus padres. 



-Ansiedad alta.

Si le has hecho ver que el mundo es un lugar peligroso, es difícil que pueda sentirse relajado al salir a él. Además de la ansiedad por miedo, también sentirá ansiedad por el hecho de ver que otros sí saben hacer cosas y él no. Sentirá ansiedad cuando en una edad en la que todos consideran que él ya debería saber "x" o "y", él no tiene ni idea ni de cómo empezar. Y encima si lo has sobreprotegido mucho, no sólo estaremos hablando de aprender una cosa o varias. Quizá si se independiza le toque aprender muchísimas de golpe para las cuales no se siente preparado. Y además, como es ya adulto, puede sentir vergüenza de pedir ayuda a otros, o puede pasarle que ni siquiera tenga amigos para hacerlo. También puede dar con personas que le ayuden pero no escatimen en hacerle comentarios del estilo: "Con la edad que tienes, parece mentira que no sepas..." Todo esto refuerza la visión que puede tener de ser inútil. 

Image result for ansiedad



-Pérdida de oportunidades. 

"No viajo por miedo. No salgo con cierta persona porque a lo mejor no es buena y me va a hacer daño. No cambio de ciudad porque, ¿cómo voy a vivir yo solo en otro lado? ¿Para qué ir a aquella fiesta? ¿Para qué ir a aquella excusión?" Al final la persona va dejando de hacer cosas. Se va acostumbrando a renunciar, le produce alivio no tener que enfrentar aquello que tanto teme. Tampoco sabe lo que se pierde, porque a fin de cuentas, nunca lo vivió. Aquella felicidad que podría haber sentido en aquel viaje, aquella persona fabulosa que podría haberle querido de verdad, aquel trabajo enriquecedor que podría haberle dado sentido a su vida entera... Para él lo único que existe puede ser "la burbuja" en la que ha vivido, a la cual puede agarrarse con uñas y dientes, por mera seguridad. Es su zona de confort, donde descansa de todo ese mundo en el que no termina de funcionar como los demás. 



-Depresión. 

Estamos hablando de una persona que puede haber vivido recluida durante mucho tiempo porque a sus padres no les gusta que salga. Una persona que poco a poco se ha quedado atrás en habilidades sociales, que no tiene soltura a la hora de manejarse con la vida. Puede que, llegado el momento, haga esfuerzos por salir, que busque recuperar el tiempo perdido y poder aprender a manejarse, pero luego sienta al salir fuera que no puede, que es demasiado. Una persona que se siente inútil porque siempre le trataron como tal, que puede ver como los demás parece que sepan cosas de las que ella ni se ha enterado. Esa lucha constante contra las demandas de la vida que no aprendió a manejar, contra el autoconcepto negativo que se le fue construyendo, contra la enorme ansiedad de un mundo peligroso, impredecible y en el que no sabe funcionar,... Puede fácilmente llevarle a una depresión. Una persona de las características que hemos estado hablando puede tener difícil encontrar un trabajo o una pareja (lo segundo, no tan obligado, pero sí transmitido socialmente como un hito más a conseguir en la vida). Esta depresión puede ser vivida en soledad si la persona no ha conseguido establecer amistades, de nuevo por sobreprotección.

Además, se sabe que la depresión en muchos casos se mantiene por un estrechamiento en el foco de realidad. Esta persona que ha vivido en reclusión puede tener una visión muy limitada de lo que es la vida y no tener ni idea de que la posibilidad de ser feliz existe, pero tal vez en otro lado, tal vez con otro estilo de vida. 



-¿Baja tolerancia a la frustración? 


Tratando de no dejarme nada en el tintero busqué esta última, la cual bajo mi punto de vista es discutible. Se dice que una persona que ha sido sobreprotegida desarrolla una baja tolerancia a la frustración porque se concibe que alguien sobreprotegido ha vivido siempre entre algodones, recibiendo todo lo que quería. Pero esto no tiene por qué haber sido así. De hecho, una persona sobreprotegida se expone a mucha frustración cuando tiene que decir NO a salir con amigos, NO a hacer lo que le gusta, NO a hacer lo que a sus padres no les parece bien que haga... ¿Qué puede producir más frustración que la constante limitación de la libertad? El problema no tiene por qué ser tanto que no tolere la frustración, sino que se vea excesivamente saturado cuando mil cosas que no ha aprendido a hacer de repente tiene que hacerlas sí o sí y no tiene ayudas ni oportunidades para cometer errores, porque se supone que con su edad ya tendría que haber sabido sobradamente hacerlo. 

Pero tal vez el matiz al que se refiere este aspecto es al de las falsas ventajas que encierra el mundo del sobreprotegido. Y es que si el hijo no sale o no genera en los padres miedo y se somete a todos sus deseos, los padres le pueden brindar comida, hacer por él las tareas y, en definitiva, acabar siendo una especie de "sirvientes" de su hijo. En el momento en que estas personas que han hecho dependientes de sí mismos a su hijo se retiran, la frustración que el hijo puede sentir es enorme, porque no sabe cómo hacer las cosas, nadie le explicó. Puede vivir como una injusticia que sus padres "le abandonen", dejándole ser autónomo de golpe sin haberle preparado.

 Image result for frustracion

Además en la sobreprotección hay como varias fases que ilustraremos con un sencillo ejemplo:
Primera fase: Fase de deseo de autonomíaEn esta fase el hijo quiere ser autónomo. El hijo, por ejemplo, quiere hacer la cena, pero sus padres protestan. No quieren que toque nada de la cocina. No quieren que el hijo haga nada porque lo va a hacer mal. 
Segunda fase: Fase de insistencia. El hijo quiere participar. Intenta hacer la cena, sus padres se meten por en medio terminando lo que él empezó o completando el plato de tal forma que su hijo no se lleve la sensación de que ha conseguido hacerla por él mismo. El hijo está viendo que aunque intente ser autónomo, sus padres le sabotean constantemente. Puede haber críticas duras a los avances que el hijo vaya haciendo que acaben por hacerle sentir mal por el simple hecho de intentar ser autónomo en la tarea.
Tercera fase: Fase de renuncia. El hijo se acostumbra a no hacer la cena. No le dejan, ¿para qué insistir? Debe ser inútil y por eso sus padres no le dejan. Se acostumbra a dejar esta tarea en los otros. Esta fase puede durar años. 

AUTONOMÍA FORZADA: De repente sus padres desaparecen. Tiene que hacer la cena. No ha freído nunca ni un huevo. Además, tiene interiorizado que es inútil, de sobra se lo dijeron o se lo hicieron sentir durante años. Siente mucha ansiedad. Intenta algo. Le sale mal. Siente que sus padres le han traicionado. ¿Cómo pueden ser tan crueles de abandonarle, si ellos mismos saben que él no es capaz? FRUSTRACIÓN.  



¿QUÉ HACER?

Las recomendaciones exactas dependerán de la edad y el caso, pero aquí van algunas recomendaciones muy generales a considerar:

-Si eres padre, infórmate bien de en qué momento los hijos ya están preparados para ir haciendo tareas por sí mismos. Lee libros, pregunta a otros padres, pregunta a profesores... Lo que necesites, para saber en qué fase de autonomía está tu hijo y qué puntos le vendría bien reforzar. 

-No hagas algo por tu hijo que no esté él mismo capacitado para hacer. Si físicamente puede hacer algo pero no sabe, ayúdale a que poco a poco vaya desarrollando la tarea. Primero, con tu ayuda, luego contigo presente pero sin intervención y finalmente solo. 

-No le hagas sentir a tu hijo que es inútil, ni haciendo las cosas que él mismo podría hacer, ni diciéndole que es inútil o insinuándoselo. El primer paso para que alguien pueda hacer algo es que crea que realmente lo puede hacer. Si dudas de él, estarás impidiendo su desarrollo.

-Déjale que salga con amigos. Necesita relacionarse y "caer socialmente" desde que es niño. Las consecuencias de caer de niño pueden ser menos duras que las caídas como adultos. No le hables mal de cada uno de sus amigos. Él mismo será quien vaya viendo qué amigos le convienen y cuáles no. Si cuidas su autoestima y le das afecto, es poco probable que termine con amigos que le perjudiquen. 

-Déjale que experimente. No lo pares antes de tiempo ante lo que le nazca hacer. Si paras a una persona ante cada iniciativa que tenga, acaba por no saber ni lo que siente o desea.  

-Déjale que viaje. Viajar te hace aprender, te amplía la perspectiva. No le impidas esta experiencia.

-No le hagas sentir mal por las decisiones que tome. En lugar de eso, refuerza el mero hecho de que tome una decisión. Si luego sale mal no es culpa suya. Forma parte de la vida el ir descubriendo qué caminos son los tuyos y cuáles no.

-No hables por él, no resuelvas todo por él. Para él será lo más cómodo, pero no le conviene. Cada cosa que hagas en su lugar es una dependencia que le estás creando. 

-No le controles como si fueses un policía, invadiendo su privacidad constantemente. Esto, aunque no lo creas, transmite la idea a tus hijos de que no son adultos, de que son tratados como bebés, sin respeto a su intimidad. Tu hijo tiene derecho a contarte lo que él quiera de su vida y no más que eso.  


-Si tu hijo adquiere autonomía, no significa que no te necesite. No le digas cosas como "Ahora como ya sabes hacer todo solo, no me necesitas ya". Tu hijo te quiere y se va a sentir mal si sientes que ya no tienes papel en su vida, si siente que te deprimen sus avances. Además, no es real. Tu consejo y apoyo puede ser bueno cuando tenga dudas o dificultades en la vida. Desaparecer como padre recién adquirida la autonomía, puede sabotear dicha autonomía fácilmente. 


En resumen, PERMÍTELE QUE VIVA, en toda su expresión. Tu hijo nació para vivir, con todas sus implicaciones, igual que el pájaro nació con alas para volar. 

Image result for volar





sábado, 7 de septiembre de 2019

La importancia de ser genuino


Resultado de imagen de honestidad


Hoy he decidido realizar una entrada rápida, después de mucho tiempo, para hacer reflexionar a profesionales y personas dedicadas a la ayuda a los demás, sobre lo importante que es ser sincero. Existe la moda en esta sociedad de decir muchas cosas para quedar bien, fuera de que realmente sean verdad o mentira. Es, por ejemplo, la frase dicha por algunos profesionales: "Para cualquier cosa que necesites, me puedes contactar". Esto sin duda genera sensación de disponibilidad para los pacientes, puede hacerles sentir más seguros. Pero si después ellos te escriben y les ignoras porque el tiempo que te lleva leerles y contestarles no está siendo "pagado", más te valdría no haberles dicho nada. Porque un paciente cuando acude a ti lo suele hacer en una situación de vulnerabilidad enorme. Si le generas expectativas y falsas esperanzas que luego no eres capaz de cumplir, no sólo estás rompiendo la confianza que tenía en ti. Sino que tal vez estés echando leña a su desconfianza respecto al mundo y a la vida en general. Le estás confirmando todos sus temores y estás colaborando en que, en un futuro, tal vez no sienta que marque ninguna diferencia el pedir ayuda y las intervenciones con otros profesionales se imposibiliten o se hagan muy difíciles. 

Fuera de un ambiente terapéutico te puedes permitir el lujo de lanzar algunas frases vacías para quedar bien socialmente. Pero dentro de este espacio, la cosa cambia. No puedes decir nada que realmente no pienses o creas, porque tu lenguaje no verbal desmentirá lo que digan tus palabras y la vulnerabilidad nos hace más suspicaces a estos detalles. Por eso es tan importante que cualquier profesión que tenga que ver con la ayuda sea elegida vocacionalmente. Porque se trata de que cuando trates de apoyar a alguien, lo hagas porque realmente te nace hacerlo. No por dinero, no por estatus, no por ninguna de otras mil razones que llevan a alguien a trabajar. Tu interés ha de estar aliado con el de la otra persona para acompañarla hacia la mejoría. 

Si no sabes algo, no te lo inventes. No hace falta que des imagen de que tengas todas las respuestas. Ningún habitante presente en este mundo las tiene, si no, probablemente no estaríamos aquí. No prometas disponibilidad si no la tienes o no puedes. No hay nada de malo en que no puedas estar entre-sesiones. Tú también tienes una vida con todas sus dificultades. 

Algunos piensan que para ser psicólogo hay que ser prácticamente perfecto. No es así. No hay nada tan mágico como ser ayudado por una persona que pasó por situaciones similares a las tuyas, porque es capaz de empatizar mejor con lo que te ocurre. No tienes que dar ninguna imagen de nada. Basta con que seas tú y que actúes bajo la motivación de ayuda que te llevó a elegir tu profesión. Y si sientes que has perdido esa sintonización con tus pacientes, no te sientas mal por distanciarte el tiempo que necesites de esto y pedir ayuda si lo precisas. 

Tenemos que volver a humanizar la psicología, a bajarnos de los pedestales donde parte de la sociedad nos sitúa. Todos estamos al mismo nivel y las respuestas a las cuestiones de la vida, de haberlas, las encontraremos entre todos.


Resultado de imagen de estrellas

martes, 11 de diciembre de 2018

Elegir una profesión




Elegir a qué te dedicarás en esta vida es algo complicado a decidir. Porque el mundo ofrece una infinidad de posibilidades para poder hacer y al mismo tiempo nosotros mismos somos muy complejos y tenemos potencialidades para muchas tareas diferentes. Pero en esto de la profesión creo que ocurre algo muy parecido a lo que ocurre con el zapato de Cenicienta. Por supuesto que puedes hacer bien miles de cosas, pero siempre hay una que parecerá hecha a medida para ti. Lo complicado de esto es hallarla. 

Cuando se trata de buscar una profesión pareciera que la vida nos va echando un cable, en el sentido de que sin saberlo te va llevando por un camino que te prepara a tu destino final. Aquí algunos que creen más en el azar puede que no estén de acuerdo, pero de nuevo sólo expongo lo que siento desde mi perspectiva. Sólo pretendo con esta entrada el invitar a la reflexión. 

En el momento en que empezamos a buscar aquello a lo que dedicaremos nuestra vida es importante partir de nosotros mismos, analizando cómo somos, qué nos hace diferentes a nuestros amigos o familiares. ¿Qué tenemos nosotros que si mañana muriésemos sería una pena que el mundo perdiera? ¿Qué nos hace destacar entre otros? Aquí cabe pensar, no se trata de elegir cualquier trabajo. Porque a lo mejor ese trabajo que vamos a desempeñar cualquier otro podría hacerlo. ¿Por qué tú lo harías mejor? ¿Qué hace de ti ser el más idóneo para ello? ¿Perderá el mundo algo si te dedicas a ello y no a otra cosa?

Como veis el tema de la profesión bajo mi punto de vista es una responsabilidad. Vinimos al mundo con unos dones, con unas facultades que de alguna forma siento que hemos de devolver al mundo. Y si no hacemos aquello para lo que fuimos preparados es posible que no nos sintamos todo lo felices y realizados que podríamos de encontrarlo. Hay partes en nosotros deseosas de brillar haciendo aquello para lo que fueron creadas. Y cuando esas partes las dejamos perder... Algo en nosotros se siente triste, frustrado, tiene la sensación de que le falta algo, no termina de sentir que está en el sitio donde quiere estar...

Creo que la pregunta clave es ésta: ¿Estás haciendo exactamente lo que quieres hacer? ¿Se te va la cabeza a otras cosas? ¿A qué cosas? Cuando realmente encuentras tu camino es como cuando te enamoras realmente de alguien. De repente entiendes por qué estás con esa persona y no con las restantes con las que trataste. Y quiero tomar esta comparación con el enamoramiento para tratar ahora otros temas en relación a la profesión. La relación con tu profesión puede atravesar toda una serie de etapas, unas mejores y otras peores. Puedes tener épocas de más inspiración que otras, de más energía que otras. Y como cuando estás de pareja, llegada la época difícil puede pasarte que llegues plantearte el cambiar de profesión, buscar una más sencilla, con más empleo, con más sueldo etc. La cuestión aquí es, ¿te haría eso realmente feliz? ¿Hasta dónde estarías dispuesto a llegar por esa nueva profesión que te atrae? Cualquier carrera profesional tiene sus dificultades, sus exigencias, ninguna es un camino de rosas, porque ahí está la vida siempre poniéndonos baches para que lleguemos aún más lejos en nuestro desarrollo, porque si todo fuese excesivamente sencillo no sacaríamos todo el potencial que sin duda reside en nosotros. ¿Estás dispuesto a todo eso por esta nueva profesión? ¿Estás dispuesto a aprender a fondo sobre todo lo que ella implica?

No hay nada malo en cambiar de profesión, pero realmente decisiones como ésta se han de tomar desde dentro, por nuevo "amor" e interés hacia esta nueva profesión, no por miedo o por resignación. Tu corazón no sabe de aquello en que lo metes por miedo. Sólo aquello que le hace iluminarse es lo que lo levantará cada día con ilusión y le hará que saques la mejor versión de ti mismo. 

Así pues, si aún no has decidido qué harás en esta vida, piensa en aquello que a veces te descubres haciendo casi sin darte cuenta. Piensa en aquello que hace que no eches de menos lo demás. Mira series, películas... Mira personas haciendo determinadas profesiones. ¿Qué sientes hacia esas personas? ¿Sientes el gusanillo de estar haciendo lo que ellos hacen? ¿Sientes atracción hacia un tipo de ambiente de trabajo determinado? Rodéate de personas realmente motivadas con la profesión que eligieron, es igual que dichas profesiones no tengan que ver con la que tú elegirías. Fíjate en cómo se sienten, cómo les brillan los ojos cuando hablan de aquello que hacen. ¿Has sentido tú eso alguna vez? 

Cuando te vayan surgiendo ideas, busca en internet. Hoy día youtube ofrece testimonios de personas estudiando diferentes carreras, módulos, dedicándose a determinadas profesiones. Tenemos la suerte de poder acceder fácilmente a información de primera mano de aquellos que ya están haciendo realidad sus sueños. Nunca ha sido más fácil que ahora. 

Y cuando sientas que realmente has dado con aquello que te emociona, sé valiente. El camino será más o menos escarpado, pero podrás con ello. Porque aunque no lo creas, hay más de ti que nació para esa profesión de lo que tú quizá puedas haber sentido en ti hasta ahora, y te descubrirás saliendo airoso de situaciones que no creerías jamás que serías capaz de afrontar. Como leí ayer en una frase de Ray Bradbury: "A veces uno tiene que saltar por la ventana y esperar que le crezcan alas mientras va cayendo". 

Realmente es así, a veces justo cuando nos atrevemos a dar el salto es cuando se activa todo lo que se requería para ello. Y es entonces cuando os digo desde mi propia experiencia que os sentiréis realmente realizados, que entenderéis por qué elegisteis esa profesión y no ninguna otra. Incluso puede que se os pongan los pelos de punta, os emocionéis... De repente comprenderéis vuestro camino, y algunos de sus tramos a los que en su día no les encontrabais mucho sentido. Como si fuera un puzzle lograréis poner la última pieza del núcleo central y entonces ya entenderéis lo que estáis haciendo y todo lo que quedará será expansión.  




lunes, 10 de diciembre de 2018

¿Qué es el asperger?




No me gusta en sí la misma pregunta, porque ninguna persona se puede definir por un diagnóstico y dentro del asperger hay miles de personalidades diferentes, aptitudes y pensamientos distintos. Pero si no nos agarramos tajantemente a la información que voy a dar y mantenemos una mentalidad abierta al conocer a cada asperger que nos encontremos, entonces quizá esta información nos pueda ser útil y no seremos meramente esclavos de ella.

Una persona asperger es alguien que suele sentir que no encaja en el mundo. Ve a los demás que le rodean y siente que no termina de ser como ellos. Los que le rodean también suelen percibir esta diferencia, con lo que todo esto conlleva, porque en esta sociedad la gran mayoría no estamos preparados para aquello que nos es diferente. Por eso surgen sentimientos de rechazo, burlas,... Es curioso como cuando no entendemos algo en lugar de sentirnos algo avergonzados por nuestra falta de conocimiento, asaltamos contra lo que no entendemos como si quisiéramos acabar con ello, o intentamos posicionarnos por encima. Es una manera nada humilde de actuar, pero que tenemos muy interiorizada. Porque realmente sería más natural y lógico hacer un sobreesfuerzo por entender lo que es diferente, adaptarnos, tratar de ver qué nos puede aportar... Sin duda ésta sería la opción más inteligente. Pero supongo que no todos estamos dispuestos a utilizar nuestros recursos mentales en todos los ámbitos.

Entonces, partiendo de la idea de que un asperger es diferente y que puede tener un distinto modo de funcionar, puede tener problemas para relacionarse. Es fácil, él es diferente y cuesta explicar esa diferencia al resto, sobre todo cuando no están dispuestos a escuchar. Así pues, pudiendo tener la misma necesidad de relacionarse con el resto y de encontrar afecto en los demás, nos encontramos con que el asperger puede no encontrar amistades, con el sufrimiento que eso conlleva y puede experimentar sentimientos de soledad desde una edad muy temprana. Esto hace que más de lo común pueda quedarse solo entre su mar de pensamientos y sentimientos, lo cual hace que una mente de niño pueda ir profundizando en aspectos que, por lo general, tenemos más asociados a los adultos. Puede quizás enfocarse en leer y aprender sobre temas concretos que le van interesando. Y así, cuando por fin el niño va a volver a tratar de establecer interacción con otros, resulta que su lenguaje para los demás puede parecer pedante o pomposo. Para él es ni más ni menos que el lenguaje con el que se ha codeado todo el tiempo. No pretende parecer superior ni nada que se le pueda atribuir. Simplemente usa lo que sabe, ya está, igual que cualquiera haría.

Como no ha podido tener mucha interacción social, también puede no entender ciertos matices comunicativos, como las bromas, dobles sentidos etc. Esto no es porque tenga nada mal en el cerebro, como por ahí se divulga. Se fundamenta simplemente en una falta de experiencia. Porque si el niño aprende qué significan las bromas, a la próxima podría entenderlas sin muchos problemas, porque en esta vida muchas cosas son cuestión de práctica y ésta también lo es. La ingenuidad de un asperger suele ser algo comunmente conocido. De hecho es una de las razones por las que suelen ser víctimas de bullying. La gente gusta de reírse de un asperger, porque por lo general no sabe cómo responderte y la maldad no suele estar entre sus posibles respuestas. De nuevo lo más normal teniendo sensibilidad sería no aprovecharse de algo en lo que alguien es susceptible, no reírse de la debilidad de alguien. Pero la sociedad no está moralmente preparada y quienes suelen acabar en el psicólogo no son los verdugos que hacen daño a los otros, sino las víctimas que tratan de sobrevivir a ellos.

Otro aspecto a destacar de un asperger es su aplastante honestidad. Su mente tiende a ser lógica por lo que no ve realmente ninguna utilidad en la mentira. ¿Para qué operar con información que no es real? ¿De qué sirve manejarnos con mentiras si es algo tan tangible como la realidad lo que pretendemos cambiar o con lo que nos queremos enfrentar? Para un asperger no resulta útil mentir, por lo que de saber mentir tampoco es algo que tenderá a hacer. Y tal vez este rasgo no esté tan mal. Quizá sí esté bien trabajar en ellos el suavizarse a la hora de expresar lo que piensan para que otros no resulten bruscamente ofendidos. Asertividad le llaman... sí, éste rasgo sí que puede resultar importante de trabajar con ellos.

Por ahí hay una creencia popular de que los aspergers no tienen empatía. Esa es una de las informaciones que surgen de la mano de quienes no entienden en absoluto lo que es el asperger y hace mucho daño tanto a los aspergers como a los demás. Un asperger por supuesto que empatiza. Suelen tener problemas de hipersensibilidad, y eso también implica hipersensibilidad a tus sentimientos, los cuales pueden afectarles profundamente. El problema es que mientras un neurotípico (como los aspergers llaman a los que no lo son) puede quizá mantenerse más impermeable a tu estado emocional, un asperger se puede ver invadido por él y a la hora de la verdad no responder de la manera que te esperarías. En aspectos burocráticos el asperger no dará el do de pecho. Probablemente, responderá de una forma que puede que no entiendas y que pueda parecerte quizá poco sensible. Aquí se trata más bien de trabajar con ellos la autopercepción de sus propios sentimientos y el autocontrol. Porque a lo mejor se alteran mucho porque te ven enfadado y responden de una manera que no te gusta (como espejo), y aquí no es porque no hayan sintonizado con tu emoción, que sí lo han hecho. Sino que no han sabido cómo manejarla una vez que la han sentido. Aquí, mis compañeros psicólogos, es en lo que realmente hay que trabajar.

Otro aspecto en lo cual un asperger suele destacar es en sus intereses restringidos. ¿Qué es esto? Básicamente un asperger puede desarrollar interés por determinadas áreas. Un asperger suele tener una inteligencia normal o superior a la media. Teniendo en cuenta que no suele enfocarse en su mundo social, puede aliarse con otros aspectos del mundo a manos de su razón. Al empezar a interesarse por un campo, pueden querer saber todo sobre él, y en esto volverse unos grandes investigadores. Claro, esto desde fuera puede parecer sorprendente. ¿Cómo puede darle tanto por "x" o "y"? ¿Es malo esto? No, no lo es. En el interés restringido de un asperger puede estar el campo con el que se gane la vida. Y es importante apoyarle, porque con los soportes adecuados puede ser una verdadera máquina en ese campo. Porque si en la vida los mayores logros se consiguen con persistencia, nada como la que tiene un asperger. Por otra parte, a un asperger le suele costar más que a otros el estudiar cosas que no le interesen. Por ese aspecto pueden ser tildados coloquialmente de "tontos" sin serlo realmente. Un asperger ha venido al mundo para enfocarse en lo que le interesa. Difícilmente vas a conseguir que trabaje en un oficio de familia que por lo que sea ni le va ni le viene o en aquella profesión que tú crees que reporta más económicamente, a no ser que le atraiga a él personalmente.

¿Hay excepciones a todos estos puntos? Por supuesto que las hay, ya dije al empezar esta entrada que esta información no va a ser un dogma, sino una aproximación de lo que un asperger puede ser. Y aún me dejo en el tintero muchas cosas, que probablemente toque en nuevas entradas próximamente.