Cuando asistí a unas jornadas
sobre envejecimiento activo, recibí un regalo: un par de libros con consejos
para personas que cuidan a otras en situación de dependencia. Me parece un tema
bastante importante, dado que todos, en algún que otro momento de nuestra vida,
tenemos que cuidar a alguien.
A mi alrededor muchas veces he
visto que se comete un error garrafal, y es que cuando hay un dependiente en
una familia hay ocasiones en las que una sola de las personas de la
familia recibe toda la carga de trabajo que supone cuidar al familiar. Y el
resto de los presentes no ayuda. Lo que genera esto al final en el cuidador
principal es el llamado síndrome de burnout o estar quemado, que se puede
manifestar en uno o varios de los siguientes síntomas:
-Cansancio, agotamiento físico o
insomnio.
-Aislamiento social.
-Pérdida de interés por las
aficiones que antes le gustaban.
-Consumo elevado de bebidas
alcohólicas, cafeína o somníferos.
-Irritabilidad y cambios bruscos
de humor.
-Problemas físicos.
-Ansiedad y problemas para
concentrarse.
En esta situación, muchos tratan
de ignorar sus propios síntomas para seguir prestando ayuda a su familiar.
Piensan que el que ellos se encuentren cansados no es excusa, que deben seguir
trabajando con la persona dependiente. Muchos no se dan cuenta de que en el
momento en que ellos empiezan a encontrarse mal, eso afectará a la persona a la
que quieren ayudar, por lo que una primera idea que debe quedar clara es la
importancia elevadísima de que el cuidador se cuide a sí mismo. Y, si se ve
superado, delegue en otros el trabajo.
Para hacer frente a esto, es preciso primeramente llevar a cabo una planificación del tiempo. Hay que seguir los siguientes pasos:
-Definir exactamente todos los
aspectos en relación con la persona en situación de dependencia (qué
limitaciones tiene y qué implican, cuáles son las actividades para las que
necesita ayuda y cuáles puede hacer por sí misma) y ponerlo en relación con la
propia situación (trabajo, familia, amigos, tiempo libre, etc.)
-Enumerar qué tareas implica el
cuidado del dependiente y estimar el tiempo que se necesita dedicar a cada una,
porque el día tiene un número de horas limitado. Después hay que ordenarlas
según su importancia y establecer prioridades. Una manera de hacerlo es puntuar
del 1 al 10 la importancia y la urgencia de esa actividad. Se suman ambas
puntuaciones y en función al resultado se prioriza. Es crucial contar el
ocio del cuidador familiar como algo imprescindible, no como algo que se puede
realizar si queda algo de tiempo libre en el día. Es una necesidad del cuidador, y
como tal debe atenderla siempre. Y hay que tener en cuenta espacios de descanso a la hora de planificar las tareas.
-Realizar una lista de tareas
diarias y establecer alternativas (porque siempre pueden surgir imprevistos).
-La lista de tareas hay que
revisarla continuamente para mejorarla.
Otros aspectos importantes son:
-Pedir ayuda sin esperar a que
otras personas adivinen las necesidades del cuidador.
-Buscar apoyo en los demás y
compartir las tareas de cuidado con otros.
-Informarse de los servicios que
dan las instituciones y asociaciones. Por ej. Cruz Roja ofrece un servicio de
teleasistencia.
-Intentar mantener las amistades
y hacer actividades con ellas.
-Buscar tiempo para uno mismo.
-Llevar hábitos saludables de
vida: suficientes horas de descanso, alimentación equilibrada y ejercicio
moderado.
Puede pasar que, aun con esto, el
cuidador se sienta agobiado. Esto puede deberse a uno de estos dos motivos o a
ambos:
-Que no se esté organizando
bien.
-Que el trabajo realmente
requiera más personas y tengamos que delegar tareas.
Algo importante a tener en
cuenta es que aunque el dependiente necesite ayuda en unas tareas puede no
necesitarla en otras. Y hemos de dejar que estas últimas actividades las siga
desempeñando por él mismo. A veces caemos en el error de sobrestimar la dependencia de nuestro familiar, de tal modo que no le dejamos hacer ni aquello que se encuentra capacitado para realizar por
sí mismo.
Como hemos dicho el cuidador
muchas veces se enfrenta con determinados problemas. A continuación expondré
los recursos que puede aplicar para manejar cada uno de los problemas que
pueden surgir en la esfera personal y emocional del cuidador:
Pensamientos erróneos
Ej. “Soy la única persona que
puede cuidar de mi familiar”. “Yo puedo con todo”. “Soy egoísta si quiero tener
un espacio para mí mismo”.
Recursos:
-No hacer una montaña de un
grano de arena (no exagerar).
-No culparse de cosas que
escapan al propio control.
-Las cosas no son blancas o
negras, hay grises también.
-No podemos adivinar el
pensamiento de nadie, así que ante una duda es mejor preguntarle directamente.
-Solos es imposible que
lleguemos a todo.
-Cada persona tiene una opinión,
y no tiene por qué coincidir con la nuestra.
-No siempre tenemos razón, así
que la opinión de otros puede sernos útil.
-Lo que pensamos influye en lo
que sentimos y en cómo actuamos. Cambiar los pensamientos hace que cambie todo
lo demás.
-Cambiar la formulación “tengo
que” por “intentaré”.
Soledad y
aislamiento
-Dedicar un tiempo al día a uno mismo para
hacer algo que nos guste.
-Relacionarnos con los demás.
-Compartir nuestra experiencia con otras
personas.
-Buscar nuevas amistades.
-Salir de casa un día o una noche a la semana
para desconectar.
-Encontrar amigos que nos hagan reír y
sentirnos bien.
-Si alguien nos ofrece ayuda, debemos aceptarla
(aunque se oponga el dependiente).
Insomnio
-Usar la habitación de dormir sólo para
dormir.
-Dormir en una habitación oscura, bien
ventilada y con buena temperatura.
-Acostarse sólo cuando se tenga sueño. Si
pasan 5 minutos y no hemos conseguido dormirnos, nos levantaremos de la cama y
nos iremos a otra habitación hasta que sintamos sueño.
-Evitar la siesta y el dormir durante el día.
-Realizar ejercicio diario (pero no por la
noche).
-Antes de acostarse realizar actividades que
nos relajen, como tomar un baño caliente, hacer ejercicios de relajación, leer
etc.
-Evitar el tabaco, el té, el café y el
chocolate.
-Cenar ligero: no acostarse ni con hambre ni
saciado.
-No mirar el reloj durante la noche.
Problemas físicos
-Buscar espacio para nuestro cuidado.
-Tener presente que cuidándonos, cuidaremos
mejor.
-Realizar ejercicio.
-Alimentarse bien.
-Relajarnos.
-Ir al médico si es necesario.
Ansiedad
-Control de la respiración: cuando estamos
ansiosos, tendemos a respirar más rápidamente, lo que puede producir
taquicardia, mareo, vértigo etc. Por eso al controlar la respiración podemos
controlar también el nivel de ansiedad. Por ejemplo, tomamos aire en 4 segundos,
retenemos 5 segundos y luego expulsamos en 4 segundos.
-Aprender técnicas de relajación.
-Distraernos: practicar actividades físicas,
centrar la atención en lo que sucede a nuestro alrededor etc.
-Control de pensamientos: bloquear los
pensamientos automáticos catastrofistas o agobiantes.
Depresión
-Planificar tareas con antelación y seguir el
plan siempre que se pueda.
-Buscar momentos al día para uno mismo.
-No abandonar la relación con amistades.
-Pedir ayuda.
-Plantearnos metas realistas.
-Perdonarnos si cometemos fallos, aprendiendo
de ellos.
-Aplaudirnos cuando hacemos cosas bien.
-No juzgar lo que sentimos, eso nunca es
bueno o malo.
-Reflexionar antes de actuar.
-No interpretar miradas, comentarios y
actuaciones de los demás como ataque, ya que no siempre es así. Mejor
preguntarles directamente y no habrá malentendidos.
RECURSOS DE AYUDA
Por un lado se encontrarían los grupos de
ayuda mutua. Estos grupos pueden tener muchos beneficios, como son los
siguientes:
-Nos pueden ayudar a conocernos mejor y a manejar
mejor los problemas que tenemos.
-Nos pueden enseñar a cómo cuidar a la
persona dependiente.
-A saber más sobre los problemas del
dependiente.
-A desahogarnos.
-A romper con nuestra situación de
aislamiento.
-A sentirnos mejor.
-A conocer más recursos que existen en la
comunidad.
-A hacer nuevas amistades que nos comprenden
y apoyan.
Estos grupos se pueden encontrar en las
asociaciones de la enfermedad que tiene nuestro familiar o amigo dependiente.
También podemos encontrar ayuda a través de
foros en internet. Simplemente ponemos en google “Foro (y la enfermedad de la
persona a la que cuidamos)” y podremos ponernos en contacto con más personas
que pasan por situaciones parecidas a la nuestra.
Alonso et al.
(2008). Un cuidador. Dos vidas.
Murcia: Fundación “La Caixa”.
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