viernes, 4 de julio de 2014

¿En qué consiste la dependencia emocional?

Hace un tiempo fui a una librería a mirar lo que había y al llegar a la sección de psicología vi un libro que me llamó la atención. Era sobre dependencia emocional. Pero al contrario de lo que me suelo encontrar respecto a este tema, no era un libro de autoayuda, sino un libro técnico. Así que me pareció diferente y lo compré. 



En este libro se habla primeramente de la necesidad de incorporar la dependencia emocional al DSM (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales) y a la CIE (Clasificación internacional de enfermedades), ya que hasta el momento no está recogido en ninguno de los manuales de diagnóstico, a pesar de representar un problema para tantas personas. Jorge Castelló, su autor, propone incluir este diagnóstico como un trastorno de personalidad específico, y sugiere una serie de criterios provisionales de necesario cumplimiento para hablar de que una persona padece dependencia emocional o, como él lo conceptualiza, trastorno de la personalidad por necesidades emocionales:

Una tendencia persistente a las relaciones de pareja caracterizadas por el desequilibrio entre ambos miembros, la necesidad afectiva claramente excesiva hacia  la otra persona y el sometimiento inapropiado hacia ella, que empieza al principio de la edad adulta y se da en diversos contextos, como lo indican cinco (o más) de los siguientes ítems: 

1. Búsqueda continua de relaciones de pareja, planteándose la vida siempre al lado de alguien. 

2. Necesidad excesiva de la pareja, que deriva en contactos muy frecuentes y a veces inapropiados (p. ej., llamadas telefónicas continuas mientras la pareja está en una reunión de trabajo), y que no se debe a dificultades cotidianas, toma de decisiones o asunción de responsabilidades. 

3. Elección frecuente de parejas egoístas, presuntuosas y hostiles, a las que se idealiza con sobrevaloraciones constantes de sus cualidades o de su persona en general. 

4. Subordinación a la pareja como medio de congraciarse con ella, que facilita el desequilibrio entre ambos miembros de la relación. 

5. Prioridad de la relación de pareja sobre cualquier otra cosa, que puede ocasionar una desatención prolongada de aspectos importantes del sujeto como su familia, su trabajo o sus propias necesidades. 

6. Miedo atroz a la ruptura de la pareja aunque la relación sea desastrosa, con intentos frenéticos de reanudarla si finalmente se rompe. 

7. Autoestima muy baja, con menosprecio de las cualidades personales o minusvaloración global del sujeto como persona. 

8. Miedo e intolerancia a la soledad. 

9. Necesidad excesiva de agradar a las personas, con preocupaciones continuas sobre la propia apariencia física o sobre la impresión que ha generado en ellas.



En este libro se van describiendo cada una de las características que tiene una persona que presenta este problema. Dichas características son: 

1) Necesidad excesiva del otro, deseo constante de acceso hacia él

Deseos constantes de hablar con él, llamadas continuas al teléfono, mensajes al móvil, apariciones inoportunas en lugares como el trabajo, ser incapaz de hacer algo solo sin sentir la necesidad de estar con la pareja etc. 

2) Deseos de exclusividad en la relación

Por un lado, el dependiente se aísla en mayor o menor grado de su entorno para dedicarse al completo a la pareja. Y, al mismo tiempo, espera que su pareja haga lo mismo. Este deseo de exclusividad aparecerá también en las relaciones con otras personas importantes para el dependiente. Este tipo de personas están mucho más cómodas en las relaciones de amistad con una sola persona, sintiéndose incómodos en situaciones de grupo. 

3) Prioridad de la pareja sobre cualquier cosa

El dependiente emocional considera a su pareja como el centro de su vida. No habrá nada más importante para él. Si la pareja considera que algo debe hacerse, lo hará sin dudar. El dependiente estará continuamente pensando en su pareja, reproducirá sus frases, etc. El dependiente se aislará voluntariamente de su entorno para centrarse en su pareja. Es posible que se olvide por completo de sus amistades o se aleje de la familia. 

4) Idealización del objeto

El dependiente idealizará enormemente a su pareja, a pesar de ser consciente con el paso del tiempo de sus defectos. Esto se debe a que el dependiente en muchas ocasiones no ha recibido el afecto apropiado de su entorno, por lo que no ha aprendido a tener relaciones igualitarias y basadas en el cariño. Sino que se adhiere al objeto, al que idealiza y sobrevalora. Normalmente suelen sentirse atraídos por personas que muestran seguridad en sí mismos o una posición de superioridad sobre los demás, justo lo que a ellos les falta. 

5) Relaciones basadas en la sumisión y subordinación

La sumisión del dependiente emocional es el regalo que le da a su pareja, aquello que siente que puede ofrecer, junto con su admiración, para estar con ella. La subordinación se da para consolidar la relación, pero también como resultado de la falta de autoestima que padece y la idealización que ha hecho de su pareja. El dependiente, al autodespreciarse, se empequeñece a él mismo y engrandece al otro. El resultado es una relación desequilibrada en la que se produce sumisión por parte del dependiente y dominación por parte del objeto. 

El dependiente emocional le da todo tipo de atenciones y privilegios al objeto. Sólo se hará lo que él quiera, se irá a los lugares que él desee, se vestirá como a él le guste etc. Será feliz en la medida en que su pareja muestre su agrado y satisfacción, porque su satisfacción para él es lo único que importa. Con el tiempo se van agudizando estos papeles, de tal manera que el dependiente empieza a sufrir las excesivas concesiones que le da a su pareja. Pero aun así le es impensable la ruptura porque para él eso sería mucho más insoportable.



6) Historia de relaciones de pareja desequilibradas

La vida amorosa de quienes presentan este problema es una sucesión de relaciones de pareja desequilibradas y tormentosas. Ahora bien, también se da el caso de dependientes que presentan una sola relación, pero muy larga, a pesar de que esta relación no funcione bien. Esto se debe a lo que ya hemos dicho, al temor tan grande que siente a la ruptura. 

También puede tener por en medio relaciones que no hayan sido desequilibradas. Son las llamadas "relaciones de transición". Son aquellas que tiene para paliar el síndrome de abstinencia al haber roto con la pareja. A estas relaciones el dependiente les da menos importancia. Simplemente las usa para evitar la soledad mientras busca a alguien más interesante, alguien que les haga sentirse vivos. 

7) Miedo a la ruptura

Por muy mala que sea la relación, por mucho que el sujeto reciba humillaciones, desprecios y malos tratos, lo peor para él que puede pasar es que  la relación se rompa. Esta ansiedad de separación es la que produce el aferramiento que el dependiente hace hacia su pareja y también conductas de aseguramiento, en las que comprueba si de alguna manera la persona "sigue ahí" o no. 

Este miedo se debe a que la pareja, para el dependiente, es considerada como su guía, su tabla de salvación, la persona con la que unirse y evitar el doloroso sentimiento de soledad, de estar consigo mismo. 

8) Asunción del sistema de creencias de la pareja

En fases avanzadas de la relación, el dependiente puede interiorizar y asumir como propias creencias e ideas que pertenecen realmente a su pareja. Estas ideas pueden tratar sobre la superioridad o peculiaridad del objeto, su propia inferioridad y el concepto de la relación. 

El objeto realiza con frecuencia comentarios negativos sobre el dependiente, sea sobre su físico, inteligencia, personalidad, familia o amistades. Le suele también culpar de todo lo negativo que le sucede tanto a él, como a la relación. 

Otras características del dependiente son:

1) Deseo de exclusividad hacia otras personas significativas

2) Necesidad de agradar

El dependiente tenderá a agradar a cualquier persona. La aprobación de los demás es tan necesaria para él que un solo gesto puede ser interpretado por éste como antipatía y desinterés. Cuando conoce a alguien suele tener dudas de si le habrá caído bien, si le habrá gustado, si le habrá parecido mal algo de lo que él haya dicho etc. Siempre están pendientes de su entorno, buscando agarrarse a él, intentando se aceptados a toda costa. 

3) Déficit de habilidades sociales

Suelen tener un notable déficit de habilidades sociales. Una de las razones es que la necesidad de agradar da lugar a una falta de asertividad. El sujeto no hace valer sus derechos y puede permitir que otras personas se aprovechen de él. Con personas más significativas, la falta de habilidades sociales se traduce en una falta de empatía. Utilizan a los demás para hablar todo el tiempo de la ex pareja, de la búsqueda de una nueva persona etc. Esto puede deteriorar sus relaciones. 

4) Baja autoestima

El gran responsable de toda la problemática de los dependientes emocionales es la baja autoestima. Pero esta baja autoestima no es una carencia de afecto positivo sin más. No es que no se den cuenta de sus cualidades. Sino que va mucho más allá: se autodesprecian, se autorrechazan. En definitiva, se odian o incluso sienten asco hacia sí mismos. O sea, no es sólo una falta de sentimientos positivos, sino también un exceso de negativos. Sólo una persona que no se ama y que además se odia sería capaz de soportar lo que otras por pura dignidad y supervivencia no soportarían. 

5) Miedo e intolerancia a la soledad

El sujeto como hemos visto no sólo no se ama, sino que se desprecia, por lo que no soporta estar consigo mismo. Percibe que sólo en compañía de otra persona, de alguien "especial" puede ser feliz. Para paliar su infelicidad y no tener que estar consigo mismo, se centra en el otro. Debido a esta intolerancia atroz a la soledad, la situación ideal para el dependiente emocional es la de pareja. Por ello, tras la ruptura intentan de manera desesperada retomar la relación, por mala que pueda haber sido. Si con su ex pareja no pueden volver, iniciarán una relación con otra persona lo antes posible. 

6) Estado de ánimo negativo y comorbilidad con otros trastornos

El estado de ánimo usual de estas personas es negativo, caracterizado por la tristeza, preocupación en el rostro, nerviosismo e inseguridad. Aparentan infelicidad y angustia independientemente de sus circunstancias. Únicamente se les verá felices al iniciar una nueva relación de pareja o ver que alguien se interesa por ellos. 

A la hora de tratar las depresiones asociadas a este trastorno es importante tener en cuenta la relación que tienen con él. Ya que por ejemplo, un dependiente emocional con depresión, se encontrará mucho mejor si de repente le llama su ex pareja. También pueden aparecer trastornos de ansiedad, trastornos somatoformes, trastornos de alimentación (anorexia o bulimia) etc. 




CARACTERÍSTICAS DE LOS OBJETOS DE LOS DEPENDIENTES EMOCIONALES

1) Son fácilmente idealizables

Los objetos no son personas fácilmente idealizables de por sí, es decir, no es normal que cualquier persona quede fascinada ante ellos. Pero sí son fácilmente idealizables para personas con baja autoestima. Ya que ven que los objetos suelen presentar una elevadísima autoestima en contraposición al autodesprecio que se tienen los dependientes a sí mismos. 

2) Son narcisistas y explotadores

El narcisismo es el amor excesivo hacia uno mismo, la exageración patológica de la autoestima. El narcisista es una persona que entiende las relaciones positivas como la adulación de sus propias cualidades por parte de otro individuo. No existe, por tanto, afecto sincero hacia los demás. Tampoco se desea su cariño, sólo su sometimiento y admiración. Normalmente en los dependientes emocionales encuentran lo que quieren. La contrapartida del narcisismo es que provoca la devaluación de los demás. Al considerarse superiores a los demás, menosprecian a las personas de su entorno. Del mayor o menor éxito del objeto ante los demás dependerá su satisfacción. Si el sujeto se encuentra en verdadero aislamiento junto al dependiente emocional, que es su único admirador incondicional, puede usar al dependiente como válvula de escape de su frustración, tratándolo muy mal, con críticas, humillaciones, burlas, menosprecios etc. 

Ante desconocidos, el narcisista puede actuar de manera seductora, para ganarse a los demás. Puede mostrarse simpático, considerado etc. Pero a medida que progresa la relación ya se va viendo como es verdaderamente, y ya no tiene tanta necesidad de encubrir sus pensamientos y sentimientos. 

3) Suelen padecer trastornos de personalidad

En concreto el más frecuente es el trastorno narcisista de la personalidad. También pueden llegar a presentar trastornos relacionados con sustancias, lo cual haría más probable que se produzca violencia doméstica. 


FASES DE LAS RELACIONES DE PAREJA DE LOS DEPENDIENTES EMOCIONALES

Normalmente en los dependientes emocionales se producen una serie de fases o etapas que se repiten de manera cíclica:

Fase 1: Euforia

Se da cuando comienzan la relación. Los dependientes empiezan a idealizar a la pareja y a fantasear con cómo será la relación. Si la pareja elegida es un narcisista o psicópata en esta fase investigará acerca del dependiente y se hará conocedor de sus debilidades, necesidades, gustos etc. 

Fase 2: Subordinación

El dependiente trata de satisfacer en todo a su pareja. Justifica todo su comportamiento. La subordinación se produce en todos los campos, desde la planificación de las actividades (se elegirán las que le agraden a la pareja), hasta la anulación de los deseos y necesidades propios. Acepta el papel inferior o irrelevante que tiene para su pareja. Aprende que él no cuenta para nada y que su vida no tiene ningún sentido, sólo importa la del objeto. El objeto se crece aun más en su narcisismo. 

Fase 3: Deterioro

Aquí no cambia nada con respecto a la fase anterior cualitativamente. Pero sí cuantitativamente. Se exacerban los papeles, es decir, se produce una subordinación muchísimo mayor y una dominación más pronunciada. La dominación y explotación llega a un punto en el cual el dependiente sufre enormemente. Ya no disfruta de la relación, sólo la sufre. Ya no se trata de acoplarse a los intereses del otro o de admirarle. Sino que soporta humillaciones, burlas o malos tratos por parte del objeto. Esto es mucho más de lo que estaba dispuesto a aguantar cuando comenzó la relación. Pero aun así es incapaz de romper. Su pareja es consciente de esto y se aprovecha de la situación. Pretende tener más privilegios, como la posibilidad de tener relaciones sexuales fuera de la pareja sin disimulo alguno o abandonarla a su acomodo. Y descargan cada vez más su odio hacia los demás con el dependiente. 

Fase 4: Ruptura

Es cuando más frecuentemente el dependiente emocional busca ayuda profesional. Normalmente, lejos a lo que dictaría la lógica, no es el dependiente el que termina la relación. Sino que es su pareja la que llega un momento en que llega a despreciar al dependiente tanto que directamente no lo aguanta y lo deja. En el dependiente se produce entonces una depresión mayor con ideas obsesivas en torno a la pareja. Piensa constantemente en contactar con ella. En caso se llegar en esta fase a consulta se les trata hacer ver que bajo ningún concepto les conviene tener contacto con su ex pareja. Ni de forma directa ni de forma indirecta (sabiendo de él por parte de otras personas). Ya que cuanto más tiempo se siga perpetuando el contacto, más largo será el síndrome de abstinencia. 

Fase 5: Relaciones de transición

Para no tener que estar solo, cosa que no soporta, el dependiente puede buscarse rápido otra pareja. Debido a su necesidad, el dependiente buscará a cualquier persona que quiera tener una relación con él. La única función de estas relaciones es reducir el dolor producido por la abstinencia y la soledad. Pero al no ser las personas adecuadas, no llenarán del todo el vacío que sienten y seguirán buscando alguien "interesante" a quienes volverse a enganchar. Las relaciones de transición son pasajeras. Este tipo de relaciones no siguen los mismos patrones que las del dependiente con sus objetos, no hay sumisión ni dominación. Son más bien relaciones frías y sin pasión. Otra posibilidad es que el dependiente se apoye excesivamente en sus amistades a las que tenía abandonadas. 

Fase 6: Recomienzo del ciclo

Vuelve a encontrar a alguien que cumple con las características que busca (frialdad, distanciamiento, egolatría) y vuelve a iniciarse de nuevo el ciclo. 

Y esto sería un resumen de la descripción que realiza de la dependencia emocional Jorge Castelló. Si eres dependiente emocional, este libro es interesante para entender el trastorno y sus causas. Pero no lo recomendaría si lo que buscas son estrategias para superarlo, ya que es un libro destinado a profesionales y no aporta soluciones concretas que uno se pueda aplicar a sí mismo. Para ello existen quizá libros más adecuados como los de Walter Riso o bien el de Silvia Congost (Cuando amar demasiado es depender). Éste último libro lo leí hace poco y está muy bien, porque está escrito por una psicóloga que en su día tuvo este problema, con lo que habla desde su propia vivencia. 

Castelló, Jorge (2005). Dependencia emocional: características y tratamiento. Madrid: Alianza editorial.


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